Cuerpos locos es una comedia de enredo, con reparto coral, que narra lo que sucede cuando, sin pretenderlo, una niña de diez años, Ana, y su futura madrastra, Sara, que está a punto de casarse con su padre y es una respetable juez, intercambian sus cuerpos tras un insólito fenómeno meteorológico.

Fue Santiago Segura el primero en darse cuenta del filón que era el cine familiar, y lo comprobó cuando puso en marcha dos sagas de esta índole: Padre no hay más que uno y A todo tren, que le han reportado en taquilla suculentos ingresos. Ahora a esta “moda” se ha apuntado la directora Ana Murugarren, que no es nueva en estas lides puesto que fue la responsable de comedias como El hotel de los líos y García y García.

Con guión de la propia Murugarren y Ana Galán, la película, hecha a la medida de Paz Padilla, demuestra no solo su vis cómica sino su capacidad corporal para encarnar a una niña traviesa que lo mismo corre con un patinete a toda velocidad que interpreta bailes imposibles para un adulto. De hecho, aunque suceden avatares tras su cambio de cuerpos, tanto en el juzgado donde ejerce la madrastra como en el campamento al que asiste la niña con su mejor amiga, las locuras más terribles son la resolución de casos judiciales con la visión de una niña.

La idea del cambio de cuerpos está tratada a la española, porque en el cine estadounidense ya lo habíamos visto en películas, como por ejemplo, en Ponte en mi lugar y en el reciente estreno Ponte en mi lugar, de nuevo, interpretadas por una genial Jamie Lee Curtis. En estos filmes cómicos, el punto reflexivo de estas propuestas cinematográficas se traduciría en que el meterse en la vida de otra persona, de diferente edad y condición, le hace comprenderle mejor, en este caso entre una adulta y una niña, que todavía sufre el sentimiento de pérdida por la muerte de su madre.

Paz Padilla parece disfrutar trabajando con niños, mientras que su partenaire en la película, la pequeña Maia Zaitegi, a la que se la ve muy despierta, está acompañada de otros menores con experiencia en estas lides como Carlos Morollón, visto en las películas de Santiago Segura, al igual que ocurre con otro habitual en las películas de este director: el incombustible Diego Arroba “el Cejas”.  

Comedia hecha para un público menudo que se reirá de gracietas escatológicas y pueriles. Está llena de gags físicos y de situaciones que pretenden conseguir la carcajada, y cuenta con rostros tan conocidos como el de Antonio Resines, que encarna con gracejo al abuelo de la familia, una colaboración especial de Miguel Ángel Sevilla, al que le gusta figurar en cualquier sarao, y Juan Manuel Montilla Macarrón, más conocido como “El Langui”, que está presente en comedias del cine español desde hace años.

Para: los que hayan visto las películas de Segura y les guste ese tipo de comedias familiares con otro director.