La Comisión Europea ha descartado este miércoles la creación de un ‘banco malo’ europeo, es decir, un Fondo de Reestructuración Ordenada Bancaria, ahora Autoridad de Resolución Ejecutiva (Frob) o una Sociedad de Gestión de Activos procedentes de la Reestructuración Bancaria (Sareb) común a toda la UE, por los “elevados costes” que supondría y porque no existe una legislación común para insolvencias, sino que cada país tiene sus propias normas.

Lo cierto es que en Bruselas empiezan a ver las orejas al lobo y temen que durante los próximos meses los bancos sufran un aluvión de préstamos dudosos como consecuencia de la crisis económica actual. Pero no habrá ‘banco malo’ común, sino que cada nación tendrá el suyo propio que, eso sí, formará parte de una red europea que permita el intercambio de experiencias y datos y coordine, cuando sea necesario, la demanda de acreedores.

En pocas palabras, la decisión de no crear un Frob o una Sareb europeo es un paso atrás en la unión bancaria, que no comenzará a ser una realidad hasta que no se empiece a dotar el fondo de garantía de depósitos europeo (FGDE), auténtico pilar de la unión bancaria. Y el FGDE no echa a andar por la misma razón por la que no hay un bono europeo, esto es, porque algunos países el norte no quieren mutualizar la deuda.

En cualquier caso, ¿de verdad es necesario que cada país tenga su ‘banco malo’? Oiga, ¿y no sería mejor dejar quebrar a los bancos quebrados?