Este Gobierno socialcomunista nos vende continuamente la moto de que ha sido el primer Ejecutivo de la historia de España que no ha hecho recaer una crisis económica, en concreto la suscitada por la pandemia, en “los de siempre”, es decir, en la clase humilde y trabajadora. Y lo vende con medidas que, en teoría, “no iban a dejar a nadie atrás”.

Pues bien. Repasemos tres de ellas. Según publica hoy El Economista, tras un año ya de vigencia del actual esquema de ERTEs, el Gobierno ya asume internamente que al menos un 30% de los afectados, unos 170.000 trabajadores, no podrá recuperar su puesto de trabajo. Concretamente, la Seguridad Social registró a finales de mayo un total de 542.142 personas protegidas por esta herramienta, lo que supone un descenso de 95.439 trabajadores, con lo que el número de Ertes asociados al Covid se sitúa de esta forma en el nivel más bajo desde el inicio de la pandemia.

Por otra parte, según cuenta La Razón, los últimos datos de la Seguridad Social reflejan que el Ingreso Mínimo Vital (IMV)  -vendido como medida estrella del Gobierno socialcomunista- llegó en mayo a 260.206 hogares en los que viven 682.808 personas. Una cifra que se encuentra muy por debajo de los 850.000 hogares y 2,3 millones de personas que el Gobierno estimó hace un año como destinatarios de esta prestación asistencial de la Seguridad Social. Por eso, “insuficiente”, “mal gestionado”, con un alcance “mucho menor del esperado” e “inaceptable” son algunos de los calificativos con los que sindicatos, partidos políticos y organismos públicos definen el IMV un año después de su puesta en marcha.

Lo que recuerda a la denuncia de la Fundación Madrina -recogida por Hispanidad- según la cual, si existen responsables de la existencia de las “colas del hambre”, son precisamente los responsables políticos que han gestionado las medidas tomadas durante esta pandemia, y que han generado una devastación en el empleo y en la pérdida de la pequeña empresa y autónomos, con un cuarto de la población en riesgo de pobreza y vulnerabilidad, con la administración cerrada que genera mucha más pobreza, y con ayudas como el IMV prometido y que no ha llegado al 98% de las familias solicitantes más vulnerables, con lo que las ha condenado a sobrevivir en las “colas del hambre”.

Y, por último, según publica hoy ABC, los autónomos sin deudas se están quedando fuera de las ayudas directas. Comunidades autónomas como Madrid o Castilla y León comienzan a gestionar las ayudas directas para ayudar a pymes y autónomos tres meses después de aprobarse y se están topando con una norma farragosa que da pie a numerosas interpretaciones. Desde ATA se asegura que la imprecisión de la norma, que se aprobó un año después de que estallara la pandemia, está provocando que empresarios y autónomos que están siendo castigados por el Covid y que cumplen todos los requisitos para percibir estas ayudas se queden sin hacerlo al no tener deudas y encontrarse al corriente de pago con sus proveedores y empleados, a pesar de necesitarlas para la continuidad de sus negocios.

Lo que es auténticamente injusto y discriminatorio, pues los autónomos que gestionan bien y no asumen deudas o riesgos innecesarios también necesitan ayudas para no cerrar…

Este es el Gobierno que tenemos…