• En el primer trimestre, la deuda aumentó 292 millones de euros, hasta los 50.213 millones.
  • Precisamente, la primera tarea de Álvarez-Pallete es reducir el apalancamiento.
  • De momento, la cotización acumula una caída del 3,5% desde enero y los títulos bajan este viernes alrededor del 3%.
  • España va bien: el negocio crece un 8,6%.
  • Pero no compensa la caída en Hispanoamérica causada por el cambio de divisas.
Si el sector financiero no encuentra acomodo en la situación actual, las empresas de tecnología deberían cubrir el hueco que dejan las entidades de crédito, toda vez que el nuevo algoritmo parece caer en su mano. La posible comercialización de productos financieros por cualquier tienda virtual es una posibilidad tremendamente plausible, por lo que, aparentemente, las oportunidades de negocio para Telefónica deberían ser halagüeñas. A ello hay que unir las expectativas de un importante aumento del tráfico de datos en el futuro, sobre la base del desarrollo de internet de las cosas. Todo ello es un reto que debe suponer una mejora sin precedentes de su actividad. Además, su carácter internacional, es una de las principales entidades del sector a nivel mundial, debería permitir, a su cuenta de resultados, afrontar los avatares del mercado y superar con éxito cualquier debilidad en la evolución de algunos clientes. José María Álvarez-Pallete se enfrenta, por tanto, a un reto digital sin precedentes. Debe desarrollar una compañía plenamente digital (Online Telco) y posicionar a Telefónica en el centro del entorno digital del futuro. Todo ello, si su patrimonio lo permite. Y es que una de las posibles fortalezas, la posibilidad de diversificar su negocio a nivel mundial, también resulta ser su mayor debilidad. Los resultados del primer trimestre de 2016 arrojan un decepcionante descenso del 56,9%, consecuencia del importante impacto de las divisas iberoamericanas, que no se puede compensar con la fortaleza de los ingresos en el mercado europeo. El impacto de las divisas brasileñas, de Argentina, Colombia o México resulta demoledor para Telefónica que, si bien estaba previsto, resulta preocupante desde la incapacidad de su dirección financiera  de gestionar tales riesgos. Además, sus resultados han acusado el impacto fiscal no recurrente del primer trimestre de 2015 que, de ser eliminado, habría derivado en un incremento del beneficio neto del 26%. En el terreno de su cuenta de resultados, sus ingresos se han situado en 10.874 millones de euros, un descenso del 6,6% frente a la cifra de negocios alcanzada durante los tres primeros meses de 2015. En este ámbito, la caída del 16,7% de Hispanoamérica resulta lapidaria, quedando los ingresos en 3.054 millones de euros. Por su parte, el negocio en España ha crecido un 8,6%, hasta 3.126 millones de euros. Con estos datos, el resultado operativo antes de amortizaciones ha descendido un 6,7% frente al año pasado. El margen de OIBDA crece un 0,6%, porcentaje que, descontando el efecto tipo de cambio, habría registrado un incremento del 5,5%, acompañando el incremento de los ingresos, del 3,4%. Por lo que respecta a la deuda neta, se establece en 50.213 millones de euros, esto es, aumenta en 292 millones de euros durante el primer trimestre. Telefónica mantiene un endeudamiento elevado y está trabajando para dejarla en 2,35 veces el ebitda, algo que prometió y que mucho dudamos, pueda cumplir. Su desapalancamiento debe esperar, sobre todo porque la liquidez esperada por la venta de 02 ni está ni se la espera, al menos a corto plazo. Estando así las cosas, la ratio actual de endeudamiento se eleva a 3,02 veces, una barbaridad con "v". Y todo lo anterior debe enmarcarse en la evolución paupérrima de la cotización de Teléfonica, incapaz de dar alegrías a los inversores. A lo largo del ejercicio acumula una caída del 3,5% anual, hasta los 9,88 euros la acción, precio al que cerró ayer jueves. Y este viernes, con la sesión bien avanzada, las acciones perdían alrededor del 3%, con un Ibex en números rojos (-1,6%). Para los que compraron en agosto, el dolor resulta evidente. La reducción del precio desde los 13,80 se recuerda como la primavera en invierno o como un cocido en plena operación bikini. Ya puede prometer grandes dividendos si quiere, al menos, dar a sus accionistas algún calmante para los dolores. La rentabilidad promedio por dividendos de los últimos 12 meses (7,49%) no está mal del todo, pero deberá reforzarlo en el futuro garantizando su sostenibilidad a medio plazo, algo que seguramente el mercado no tiene muy claro, sobre todo por la falta de liquidez y el importante calado de su endeudamiento. Aun así, nos  siguen prometiendo 0,75 euros por acción para el ejercicio 2016. Suerte. Rodrigo de Silos rodrigode@hispanidad.com