Patxi López enseña al Rey
Comisión de Reconstrucción Social y Económica de España. Nada menos, Una comisión con subcomisiones, con trabajos bien precisos, naturalmente, y con una hemorragia de planteamientos folletinescos, de opiniones mitineras y de promesas que pueden resumirse así: asfixiar económicamente a la educación católica, asfixiar a la sanidad privada -que tiene más importancia de lo que parece- y asfixiar a la propiedad privada. Si lo quieren más resumido, destruir a la clase media española y destruir la fe cristiana del pueblo español. Sí, la fe cristiana.
En cualquier caso, miércoles de frenético ‘trabajo’ de los diputados: o sea, que se pasaron el día convocando ruedas de prensa y lanzando soflamas. No se dejen engañar por la geometría variable del Gobierno provocada, según los medios objetivistas -los que no ven o no quieren ver, más allá de su narices-, por la profusa variedad de ideas para reconstruir España tras la pandemia. No existe tal pluralismo, todo viene marcado por la progresía imperante, todo concluye en dos objetivos: el teórico y el práctico. El teórico es la desaparición de la cosmovisión cristiana de España, persistente más allá de la pérdida de la fe en Cristo. El segundo objetivo, el práctico, consiste en eliminar a la clase media española, para pasar de una economía creativa a otra subvencionada.
Las columnas de la reconstrucción se resumen en más poder para los gobiernos y menos libertad para el ciudadano. Pero lo hacen, eso sí, por solidaridad
Insisto: la cacareada Reconstrucción Nacional post-coronavirus, busca la triple asfixia: de la educación católica -el colegio concertado-, de la sanidad privada y de la propiedad privada.
Al final, en materia educativa, aquel español que quiera una educación católica para sus hijos (supuesto que la encuentre) tendrá que pagarla en un colegio 100 por 00 privado. Además de pagar la educación laica y neutra -o sea, políticamente correcta- de los hijos de los demás en la escuela pública. Pagará dos veces, por fascista.1
La sanidad es más relevante de lo que parece porque cuando se habla de atención sanitaria universal y gratuita, lo que se quiere vender es un sistema sanitario que englobe aquellos servicios de muerte, que no de vida, desde el aborto y la anticoncepción a la eutanasia, eugenesia desde la cuna a la tumba. Y, además, los reconstructores hablan de sanidad publica 100 por 100… lo que supone que el español depende del Gobierno en aquello que a muchos más les preocupa: su salud.
La sanidad publica se ha convertido en un instrumento de los nuevos dictadores: aquellos que pretenden someter a los ciudadanos. Eso sí, tras ganar unas elecciones democráticas, a ser posible las últimas elecciones democráticas.
Otra oportunidad perdida para reindustrializar España. Los políticos españoles no crean puestos de trabajo sólo crean paniaguados; no forjan ciudadanos libres, sólo mendigos limosneros y sumisos
Más: lo que distingue a la clase media es la propiedad privada. Tal es el tercer ataque. La subida de impuestos, el aumento incesante del gasto público -vendido, encima, como instrumento de solidaridad con los más vulnerables- y para que “nadie se quede atrás”. O sea, soy solidario con el dinero de los demás, previa extorsión de “los demás”, de esa clase media que es la que saca adelante a España.
Y de reindustrializar España, otra oportunidad perdida, nada de nada. La clase política española no crea puestos de trabajo sólo crea paniaguados; no crea ciudadanos libres, sólo mendigos limosneros y sumisos.
Lo sucedido el miércoles en el Congreso ha ratificado el nuevo error de Vox, que desde el coronavirus va de mal en peor. Ha abandonado al reconstrucción porque considera que no es más que un invento para convertir en éxito la desastrosa gestión de la pandemia por parte del Gobierno Sánchez.
Y eso es cierto, pero, por eso mismo, Vox estaba llamado a ofrecer una alternativa al progresismo reinante en el Congreso, progres de izquierda y progres de derecha. Alternativa para reconstruir España de otra forma. Y así, ante un sospechoso consenso parlamentario en los puntos básicos de la manida reconstrucción… Vox hubiera demostrado que existe una alternativa cristiana a la degeneración del país… desde la izquierda progre y desde la derecha progre.