La comparecencia de este miércoles de Nadia Calviño en la comisión de Asuntos Económicos y Transformación Digital del Congreso ha servido para poco, siendo optimistas. La vicepresidenta tercera del Gobierno tiene un método muy particular de resolver los asuntos: eternizándolos.

La colocación de la participación del Estado en la nueva Caixabank (15%) no es una excepción. Tal y como adelantó Hispanidad, la salida del Frob será lenta, muy lenta, mediante la venta constante y al menudeo de pequeños porcentajes. “No es el momento” de fijar un calendario de desinversión, según Calviño, que ha respondido así a la pregunta más repetida por sus señorías. El Gobierno seguirá los consejos de Nomura: vender al menudeo constante, lo que implica renunciar a la prima que obtendría si vendiera en bloque esa participación que da derecho a un puesto en el Consejo de Administración. ¿Maximizar la recuperación de las ayudas públicas (más de 24.000 millones de euros)? No parece.

Los señores diputados se marcharon de la sala como habían entrado, excepto por un nuevo palabro inventado por la ministra: “resolvabilidad”. Lo ha repetido en varias ocasiones, lo que aleja la posibilidad de que fuera un lapsus de la vicepresidenta. Según Calviño, el objetivo es evitar que haya un problema de “resolvabilidad” que, visto lo visto, debe consistir en no aprovechar la ocasión de vender ese 15% en bloque, prima incluida.

La comparecencia fue tan sosa que ni siquiera mereció réplica por parte de sus señorías. Sólo una: la de Miguel Ángel Paniagua, del PP, muy preocupado por la educación y la exclusión financiera.