- El hombre que se negó a vender por 5.500 millones para poder comprar por 2.500 solicita al TJUE que anule la venta del banco por un euro.
- El mexicano insiste: el banco "no estaba en graves dificultades ni probablemente fuera a estarlo".
- Y lamenta que la JUR no tuviera en cuenta otras alternativas, que las había.
Cuando Napoleón desterró a Pío VII en Fontainebleau, le dijo al secretario de Estado del Vaticano, el cardenal Ercole Consalvi: Voy a destruir la Iglesia. A lo que Consalvi, con la calma que le caracterizaba, le respondió: imposible Excelencia. Ni nosotros mismos lo hemos conseguido.
La anécdota viene al pelo para hablar de
Antonio del Valle, la termita del
Popular (
en la imagen). Lo cierto es que el mexicano está muy cabreado y no es para menos. Jugó a quedarse con la entidad a precio de saldo -sí, 2.500 millones por el banco era un chollo- pero vio cómo las autoridades europeas se lo entregaban, sin previo aviso, al
Santander por un euro. Un regalazo. Por eso, el mexicano ha puesto en marcha toda su artillería y
ha impugnado la decisión por Asia, América y Europa.
Pero se ha quedado solo.
Ni los Luksic -los trajo él personalmente-,
ni Borja Prado, que hace como Julio César, correr raudo en rescate del vencedor, ni sus socios como
Divo Milán, ni el ingeniero
Carlos Slim le secundarán frente al Santander.
Así las cosas, Del Valle no se ha quedado quieto, ni mucho menos y en la demanda presentada este viernes solicita la anulación de la venta del banco por un euro al cuestionar la legalidad del Mecanismo Único de Resolución (
MUR) y el proceso que se llevó a cabo en la tarde noche de autos.
En otras palabras, Del Valle entiende que la resolución es "ilegal" porque se les negaron, a las partes interesadas, derechos fundamentales garantizados por la propia UE. Concretamente, no tuvieron la oportunidad de comentar o impugnar una decisión que, desde su punto de vista, no estaba justificada.
Porque el mexicano insiste: el banco "no estaba en graves dificultades ni probablemente fuera a estarlo".
Además, entiende que la Junta Única de Resolución (
JUR) no tuvo en cuenta otras alternativas, que las había. Por ejemplo, la inversión,
adelantada por Hispanidad, que estaba dispuesto a hacer él mismo junto a un grupo de inversores privados.
En definitiva, el hombre que se opuso con uñas y dientes a la oferta de 5.500 millones (6.500 menos 1.000 para posibles contingencias), presentada por FG a finales de 2016, para poder comprar él por 2.500, ha visto cómo se lo ha llevado
Ana Botín por un euro.
Pablo Ferrer
pablo@hispanidad.com