• La opción Homs es repetir el pacto Pujol-Aznar de 1996: influencia y un ministro.
  • Pero, en principio, vamos a la confrontación y la Brigada Aranzadi adquiere todo su sentido.
  • Es más, ahora España no puede ceder ni un adarme ante la Generalitat.
  • La Nueva CDC se llama realmente… obsesión antiespañola.
  • Oficialmente: Partido Democrático de Cataluña.
  • Es decir, que nuestros contrarios no son democráticos. Es así como se recrea el guerracivilismo.
  • Un nuevo partido para viejos juicios (¿o se trata de prejuicios?).
  • ¿Qué va a pasar en Cataluña? Res de res. Bueno sí, puede acabar en violencia generalizada, antes llamada guerra civil.
El acuerdo ya no es posible. Artur Mas, al grito de "después de mí, el diluvio", lo ha dinamitado. No importa cómo acabe el cuadro de mando: lo que importa es que Convergencia ha dejado de existir y ahora se llama Partido Democrático de Cataluña. Quizás para distinguirse del resto de España, donde no hay democracia, como recientemente dijera Artur Mas, para quien el fantasma de Franco sigue gobernando en Madrid. Nombres previstos: Junts per Catalunya, 'Partit Nacionalista de Catalunya' y 'Partit Demòcrata Català'. La verdad es que cuando te refundas tú solito es porque lo fundado no funcionaba. O también, porque el líder quemado de ayer quiere se el líder neonato de hoy. En el caso del nacionalismo catalán, ambas cosas. Lo de partido demócrata me trae recuerdos de la vieja República Democrática Alemana (RDA). Que era, como indicaban las comedias de la época, la democrática, "como su mismo nombre indica". Lo de Junts per Catalunya representa el tufo asambleario de la CUP que se cuela en Convergencia. Es algo así como el sostenella y no enmendalla de Artur Mas, que pasara a la historia como el hombre que saboreó el nacionalismo burgués catalá, que pasó de fuerza mayoritaria a ser descabezado y controlado por los majaderos asamblearios de la CUP. Pero más importante que los nombres son las definiciones. Ojo al dato: Partido demócrata, catalanista, independentista, europeísta y humanista. Con lo demócrata ocurre lo mismo que con la honradez: nadie que lo sea lo pregona. ¿Catalanista e independentistas? ¿En qué quedamos? ¿Humanista? ¿Y eso qué significa? ¿qué prescinde de Dios, de Cristo? Porque a eso se refieren los modernos humanistas. Me temo que significa justamente eso. Y por cierto, a partir de ahí ni un sola descripción a su postura política, lo cual no deja de tener gracia en la fundación de un partido político. Quiero decir, ¿son de izquierda o de derechas? ¿Liberales o socialdemócratas? De hecho, lo único que significa, además del independentismo, el nuevo partido es lo de europeísta. A día de hoy, tras el Brexit, eso sí tiene un significado concreto, lo que no implica un sentido concreto. Pero, en fin, conformémonos con algo. Auguro a la nueva convergencia un desastre político sin precedentes. Es lo que ocurre cuando abandonas los principios para centrarte en la interminable cuestión territorial. En plata: cuando el independentismo se convierte en tu dios, más bien ídolo. Y es lo que ocurre también, cuando se construye un amago de ideología en negativo: contra España. Esto es: soy catalanista y soy europeísta. Menuda cadena de identidad más tonta: se salta el eslabón intermedio entre Cataluña y Bruselas: Madrid. Eso no es un ideario es la expresión de una manía a todo lo que huela a español, una obsesión antiespañola. Y lo malo es que dinamita toda posibilidad de entendimiento entre Madrid y Barcelona. En efecto, ahora habrá que echar mano de la Brigada Aranzadi para parar los pies a los independentistas. Artur Mas ha roto todos los puentes precisamente ahora: cuando era posible un acuerdo porque el PP necesita los votos de Convergencia. Un acuerdo como el de Aznar y Pujol en 1966: mucha influencia y un ministro. Ese debería ser Francesc Homs, el tipo con más jeta en el solar político. Distanciado de lo que considera el enajenamiento mental de Artur Mas, dispuesto a demostrar que a cambio del apoyo de los 'democráticos' catalanes él puede conseguir la promesa de un referéndum… que nunca se celebrará. Peor, en principio, todos los puente están rotos. Los ha roto Artur Mas. Eulogio López eulogio@hispanidad.com