• Es la pesadilla que cuelga sobre el Gobierno portugués y que se alarga al resto del sistema financiero.
  • Lo único a lo que se ha comprometido el ministro de Economía es a no poner en riesgo el dinero del contribuyente.
  • El socialista António Costa está atrapado entre las exigencias de la UE y la extrema izquierda que lo apoya.
Entre lo malo y lo peor. En esa decisión está el Gobierno de Portugal sobre Novo Banco, la entidad nacida en agosto de 2014 de los activos saludables del quebrado Banco Espirito Santo (BES), eso sí con una inyección de 4.900 millones de euros. Dos años después, la mejor oferta que tiene sobre la mesa es la de un fondo buitre, Lone Star, sin ninguna experiencia en banca. Y ojo, ofrece sólo 750 millones con la posibilidad de inyectar otros 750 millones. La oferta de Lone Star es la mejor según el Banco de Portugal. Es la diferencia respecto a la anterior subasta, en agosto de 2015. El banco emisor suspendió entonces la adjudicación porque no se dieron las condiciones. Quedaron fuera la propia Lone Star, además de otro fondo americano, Apollo y las ofertas presentadas por fondos chinos. El Gobierno se resiste como gato panza arriba, normal, pero entre dos opciones entre guatemala y guatepeor. Puede optar por malvenderlo, con la diferencia abismal entre el dinero que se ha inyectado (3.900 millones del Fondo de Resolución a los que se unieron otros 1.000 de las entidades financieras) o nacionalizarlo. Por tanto, si acepta a Lone Star el sector bancario tendría que asumir unas pérdidas superiores a 4.000 millones, lo que añadiría más incertidumbre todavía sobre estabilidad del sistema financiero luso, el mismo en el que la banca española se quedado pillada y donde el Santander es el único que gana dinero. La nacionalización es lo que piden al socialista António Costa los partidos de izquierda que lo sostienen  en el Gobierno (los comunistas del PC, marxista leninista y antieuropeo, el Bloco de Esquerda, antideuda, y Los Verdes). El ministro de Economía, Mário Centeno, por su parte, insiste en que no descarta ninguna alternativa, incluida esa nacionalización -para lo que puede chocar con Bruselas- porque lo que en juego es lustre del sistema financiero. Otra opción puede ser que los Centerbridge y Apollo mejoren su oferta, pero no se vislumbra. Lo que tiene claro, en cualquier caso, es que no puede dar una garantía pública a quien compre Novo Banco porque "pondría en riesgo el dinero de los contribuyentes", como ha explicado en una entrevista, ayer jueves, al periódico portugués Diario de Noticias. Rafael Esparza