Dolores Delgado, en el proscenio.
Lo cuenta el diario El Mundo: el Rey Juan Carlos I, el hombre que trajo la democracia a España, podría ser imputado por las cintas de Su Alteza Serenísima Corinna zu Sayn-Wittgenstein, una arrebatacapas vengativa utilizada por policías en prisión, expresidentes de Telefónica que buscan el proscenio y periodistas vengativos.
Sí, nada de esto hubiera sido posible si SM Juan Carlos I le hubiera sido fiel a su esposa, la Reina Sofía, pero lo cierto es que la puesta en entredicho, no digamos nada la imputación, del símbolo de la democracia española no resulta muy positivo para eso que hemos dado en llamar la “marca” España.
Todo coadyuva al proyecto III República. Pero parece un poco tonto que sea el propio Gobierno español quien… coadyuve
En cualquier caso, la ministra de Justicia, del Gobierno Sánchez, continúa jugando a aprendiz de brujo. Algo hay en esos jueces y fiscales estrellas que les lleva a actuar de aprendiz de brujo. Debe ser el vértigo de la fama. Delgado, en línea con su amigo Baltasar Garzón, ha resucitado al peor Zapatero, el de la manipulación de la historia y la guerra civil.
Ahora, consulta a la Abogacía del Estado si el Rey Juan Carlos pueden ser sentado en el banquillo. No lo hace porque así lo pretenda, no. Sólo por cultura general, pero está claro que lo único que precisa España es que el piloto de la Transición a la democracia española, el Rey Juan Carlos I sea condenado por ‘chorizo’ evasor de capitales. Por cierto, que esto forma parte del insensato Proyecto III República. Pero la sensatez no es, precisamente, la mara de fábrica de don Pedro Sánchez.
Con actitudes como la de Dolores Delgado, el cainismo español se dispara… aún más
Por la misma razón, por esa atracción hacia el vértigo y el narcisismo que genera el poder, la ministra Delgado es quien apuesta por desenterrar a los muertos por el Franquismo, creando el necesario ambiente cainita para un nuevo enfrentamiento civil. Como decían nuestros padres, el enemigo está dentro, en el Ministerio de Justicia. ¿El enemigo de España? No lo sé. Por lo menos, el enemigo del sentido común. A lo mejor se trata de otra de las 'reformas mentales' de doña Dolores.
El cainismo español se dispara… aún más. Y el cainismo es lo que ha paralizado a España desde hace ya más de 200 años.