- El ministro marca territorio y contesta a todo el sector: la llave la tiene el Gobierno, no las empresas.
- Pero no logra consensuar una ley que imponga el interés general al particular: PSOE y Ciudadanos le dan largas.
- El Gobierno debe ser quien decida primero el reparto energético (mix). A partir de ahí las empresas competirán dentro de ese marco.
- La exigencia afecta a todas las fuentes: centrales nucleares, de ciclo combinado, térmicas y renovables. Pero ahora lo que importa son las nucleares.
Mensaje contundente del ministro
Nadal a todo el sector eléctrico, díscolos o menos díscolos: es el Gobierno el que decide, en primer término, el
mix energético y, a partir de ese reparto, también qué
centrales de generación se cierran. Pero no por capricho, sino porque manda el
interés general y, después, las decisiones que tome cada empresa.
El argumento de Nadal, lanzado en la rueda de prensa posterior al Consejo de Ministros, vale para todos los implicados, al margen de sus guerras particulares o intereses empresariales.
O sea, vale para
Iberdrola, el principal foco de resistencia en la
energía nuclear, y también para
Endesa o
Gas Natural Fenosa, que tienen en mente cerrar
centrales de carbón para esquivar las inversiones necesarias que las hagan compatibles con las metas medioambientales.
En definitiva, Nadal ha dejado bastante clarito que si es el Gobierno quien decide la
planificación energética -para cumplir a su vez los compromisos firmados con Bruselas-, corresponde también al Gobierno decidir con qué peso se hará entre las distintas fuentes de energía:
hidráulica,
centrales nucleares o de
ciclo combinado,
térmicas o
renovables.
Por cierto, la reapertura de
Garoña no está decidida todavía porque aún no se han presentado las alegaciones de las partes. Hay de plazo hasta el 8 de agosto, cuando se cumplen seis meses del dictamen favorable del
Consejo de Seguridad Nuclear.
Al ministro le encantaría que todo eso quedara claro en una
norma con rango de ley, al tiempo que se ha quejado de que la normativa española es muy poco concreta en ese sentido. No obstante, para elaborarla necesitaría el apoyo del
PSOE y de
Ciudadanos y no están por la labor.
Podemos está fuera de cualquier acuerdo porque se opone a todo y lo que propone es imposible.
El PSOE, en concreto,
le ha contestado que no le interesa la idea, y Ciudadanos, que no le gusta. No es la primera vez que Nadal reprocha a los partidos su falta de colaboración
o la ausencia con propuestas concretas. Recientemente, en el mismo foro en el que dejó claro a las eléctricas que
no habrá rebaja de impuestos a la actividad nuclear, señaló que parece como si la
política energética no fuera con ellos. Vamos, que de apoyo en el Parlamento, poco, y demagogia -valoraciones en clave ideológica, no técnica-, mucha.
Esa realidad, sin embargo, no frena a Nadal para trabajar por la vía legislativa con una norma que deje claro la prerrogativa del Ejecutivo,
no de los propietarios, para decidir qué plantas se cierran y cuáles no.
Rafael Esparza