- El asunto es muy sencillo: en materia de virtud la experiencia es la madre de la ilusión.
- Y un líder empresarial se forma en talentos pero se mantiene en virtudes.
- En cualquier caso, el problema de OHL no es de apalancamiento ni de agujeros ocultos: es reputacional.
- Y de las deudas te recuperas antes que de la reputación.
- Otra cosa es que los cantamañanas de Moody's sólo tengan éxito en el paleto mercado español.
- La solución es simple: Villar Mir tiene que marcharse… y de verdad. Debe abandonar todos los consejos y ceder la Presidencia del Grupo Villar Mir (mucho más que OHL) a su hija Silvia.
Empezando por el final, la cosa es sencilla: el próximo 30 de septiembre, don
Juan Miguel Villar Mir, presidente del Grupo Villar Mir, cumplirá 85 años de edad. Mientras,
OHL, del Grupo Villar Mir, se despeña en bolsa. Antes de que cerrara la sesión del viernes, valía menos de 600 millones de euros, tras haber perdido un 40% durante la semana.
¿Qué había pasado? Cuando menos dos cosas. Uno el
paletismo español. En ningún mercado bursátil tan paleto como el nuestro se le hace tanto caso a los cantamañanas de
Moody's, que no se enteran de nada… pero realizaron un informe lamentable sobre OHL y crearon el pánico.
Miren ustedes, sólo con vender su participación en Abertis, OHL solucionaría todos sus problemas.
Por tanto, ¿cuál es el problema?
El problema es reputacional. El problema es, en pocas palabras, que Villar Mir va a cumplir 85 años el próximo 30 de septiembre. Y es sabido que "en materia de virtud, la experiencia es la madre de la ilusión" (Clive Lewis dixit). Y un líder empresarial empieza siéndolo por talento y dedicación pero cuando llega a la cumbre se mantiene a costa de virtudes, sobre todo las virtudes de la prudencia y la justicia. Y las virtudes, en las alturas, se reblandecen tanto como el talento.
Y así, un hombre de la categoría intelectual y profesional de Villar Mir, con la trayectoria más brillante de la construcción española, un ingeniero y gestor de primerísima línea, cumple los 85 y se pone a hacer tonterías. De entrada. Y esto está en el origen de muchos follones.
Empieza a confundir su propiedad con la totalidad de la empresa, lo que resulta peligroso en una cotizada. Empieza a quitar y poner cargos, mientras mantiene la exigencia de que todo debe pasar por sus manos. Incluso nombra sucesor en la
Presidencia de OHL a su hijo
Juan Villar-Mir de Fuentes, un hombre capaz con un solo problema: nunca se encarará con su padre.
Y el padre se queda en la estructura y empieza a acumular premios sin ton ni son, él, un empresario de fondos propios, dispara su deuda, abarca más de lo que puede controlar y empieza a tener problemas políticos, reputacionales… humanos.
Y no cede la Presidencia del Grupo Villar Mir a su hija
Silvia, lo que debería haber hecho tiempo atrás.
Empiezan los problemas con las autoridades mexicanas y se toman decisiones, alentadas por
Josep Piqué, una verdadera termita para la casa, que Vilar Mir no sabe calibrar.
Señor Vilar Mir, márchese y márchese de verdad. Como decíamos el otro día, es importante
saber retirarse a tiempo...
No hay problema de deuda. No hay problema de sostenibilidad. El problema es de reputación y de liderazgo.
Eulogio López
eulogio@hispanidad.com