António Guterres, abortista de tomo y lomo, ahora también alienta a los activistas climáticos que se pegan al asfalto o lanzan pintura contra obras de arte
Próximamente se cumplen 25 años de la Conferencia Mundial de la ONU sobre la Mujer, que se celebró en Pekín.
Ante este aniversario, la Santa Sede ha enviado un mensaje por medio de Francesca DiGiovanni, la mujer de mayor alto rango en el Vaticano, al presidente de Naciones Unidas, Antonio Guterres, que recoge Religión en Libertad.
La también subsecretaria en la Sección de Relaciones con los Estados de la Santa Sede recordó que la iglesia es una “firme promotora de la dignidad de la mujer, basada fundamentalmente en el reconocimiento de que la dignidad de todo ser humano, hombre o mujer, es la base del concepto de derechos humanos universales”.
DiGiovanni denunció que durante el último cuarto de siglo “hemos visto la difusión de lo que el Papa Francisco llama una ‘cultura del descarte’, que ha traído nuevas formas de pobreza y explotación a muchas mujeres así como nuevas amenazas a su vida y dignidad”.
Durante el último cuarto de siglo “hemos visto la difusión de lo que el Papa Francisco llama una ‘cultura del descarte’, que ha traído nuevas formas de pobreza y explotación a muchas mujeres así como nuevas amenazas a su vida y dignidad”
La representante de la Santa Sede afirmó que “el avance económico de las mujeres no debería obligarlas a elegir entre el trabajo y el deseo de tener una familia”.
DiGiovanni indicó que “la Iglesia Católica, a través de miles de instituciones educativas, muchas de las cuales están dirigidas por religiosas, en numerosos lugares ha llenado los vacíos para garantizar que las niñas también reciban instrucción. Además, también se debe brindar un apoyo adecuado a los padres para que puedan cumplir con su derecho y responsabilidad primordiales de educar a sus hijos, niñas y niños”, añade la información de Religión en Libertad.
“Cientos de millones de mujeres y niños carecen de atención médica básica y de una nutrición y saneamiento adecuados. En lugar de invertir recursos para remediar esas deficiencias y mejorar la salud y el bienestar general de las mujeres, algunas han hecho demasiado hincapié en ciertos aspectos de la salud sexual y reproductiva de la mujer, incluida la supresión de su capacidad para la maternidad. Otros buscan constantemente el reconocimiento de los llamados nuevos derechos, que no se encuentran en el mandato de la Cuarta Conferencia Mundial ni en los tratados internacionales de derechos humanos: las mujeres merecen algo mejor. Su salud debe ser atendida de una manera más integral, en particular, en aquellas situaciones de emergencia, donde lo que a veces se considera una ‘solución inmediata’ en realidad implica más violencia, aislamiento y desesperación”, agregó DiGiovanni, recoge Religión en Libertad.
Y concluyó denunciando que “las mujeres y las niñas continúan sufriendo de la cultura hedonista y comercial generalizada que las reduce a objetos sexuales y sus cuerpos a productos de consumo, como ocurre en la pornografía, la subrogación y la trata de personas”.