El Congreso aprueba un estado de Alarma por seis meses, conculcando la Constitución que sólo permite un periodo de 15 días, y la prórroga o prórrogas por el mismo periodo, controlada por el Congreso.

Las instituciones, como las personas, y como las diversas situaciones por las que pasa el ser humano, llega un momento en que tienen encrucijadas donde deben demostrar la bondad, y fortaleza de su ser.

Las democracias, o la democracia en general, tienen también su hora. En nuestra Nación, Estado, Patria ya pasó una de estas horas el 21 de febrero de 1981, cuasi recién estrenada. Y lo hizo brillantemente al abortar un golpe de Estado Militar. Aquello la fortaleció y nos dio unos años de paz y prosperidad como no habíamos conocido en siglos.

Hoy ha llegado otro momento, otra hora en la que debemos demostrar que somos demócratas y que queremos la democracia como forma de estado y de gobierno; ante el golpe de Estado que se trata de dar, de forma más sibilina – no manu militari -, sino socavando las instituciones, pervirtiendo su funcionamiento, eliminando la separación de poderes, y concentrando estos en una sola mano llevándonos a la dictadura. Todo ello aprovechando una desgracia como la Pandemia que padecemos, y que el Gobierno actual está utilizando para empobrecernos, enfrentarnos, y demostrando una incompetencia, negligencia, y sectarismo que raya ya en lo penal.

¿Qué se puede hacer? ¿Cómo se puede defender la Democracia? Pues defendiendo la separación de poderes y cumpliendo y haciendo cumplir nuestra Constitución; algo que han jurado, la promesa tiene el mismo valor, todos los que encarnan esos tres poderes Legislativo, Judicial y Ejecutivo.

Hoy día hay muchos de ellos en los tres poderes que no han cumplido, ni cumplen ese juramento. Pero tienen la oportunidad de enmendar el o los yerros cometidos, antes de que la tan cacareada democracia la enviemos al limbo de los justos y tengamos una dictadura gestada en la democracia.

El Congreso: el tal Sánchez ha conseguido que le aprueben un estado de alarma inconstitucional y zafarse del control del Congreso por seis meses.

Hay una forma de controlarlo: obligarle a que vaya al Congreso en las sesiones de los miércoles y preguntarle por los dos temas; sin dejarle que sean los ministros los que contesten. Si no va, acusarle de desacato al Congreso, después de dejación de funciones. Y si es necesario de proposición de mociones que requieran al presidente del gobierno de su inexcusable asistencia. En último extremo no convalidar ningún decreto-ley si no respeta al Parlamento, por el que demostró un absoluto desprecio.

El escaño, aunque haya sido conseguido, por intermedio de un partido es personal de los diputados por toda la legislatura. Si son demócratas e independientes que lo demuestren. Vale lo mismo para el Senado.

La Judicatura: Lo tienen más fácil y Sánchez se lo ha puesto, como le ponían las carambolas a Fernando VI. Promuevan unas elecciones entre ellos libres y transparentes y elijan los 12 jueces, y únicamente 12, para vocales como está establecido en la Constitución y proponer su nombramiento directamente al rey. O pasar esa lista, y ningún nombre más a las Cortes, para que estas la pasen al rey junto con los ocho que deben elegir las mismas.

El TC debe de cambiar su reglamento, y priorizar dictaminar a la mayor brevedad aquellos recursos que afecten gravemente a la Constitución como los recursos sobre estatutos, estados de alarma, leyes secesionistas…etc. No puede ser que sentencien sobre un estatuto al cabo de cuatro años, o cuando lo que se recurre ya ha pasado y por tanto ya no esté vigente. O 10 años como el recurso contra la ley del aborto, todavía sin sentencia.*

El Ejecutivo: El Presidente y los ministros deben renunciar a cualquier cargo que tengan en el partido, o partidos; y ser un Gobierno de su majestad el Rey y para todos los españoles, ganándose la mayoría necesaria cada vez que  aprueben y propongan una ley.

Es la hora de las Cortes Españolas, de la Justicia y del Ejecutivo. No sólo hay que ser independientes sino parecerlo. En caso contrario no hay democracia. Votar también se hacía con Franco. Y el ejecutivo también se cambiaba cada cuatro años.

J. R. Pablos

*Después de tener escrito el artículo, sale la aprobación de una enmienda a la ley de Educación que se debate en el Congreso, en la que se elimina el castellano-español, como lengua oficial del Estado en algunos territorios de la nación. Si el TC fuera independiente y defensor de la Constitución, debería actuar de oficio de forma inmediata y, declarando que es inconstitucional y que los diputados que la han aprobado deben retirarla o acusarles de perjuros, por atacar la Constitución y querer cambiarla de forma fraudulenta. (Artículo, 3. 1 del título preliminar)