El entonces director general de RTVE, Adolfo Suárez, tenía un hermano que le servía de secretario y del que tuvo que prescindir cuando se enteró de que se hacía pasar por él para impresionar a las chicas.

Le sustituyó un tal José María Calviño, un abogado gallego que tampoco dio buenos resultados. Suárez se alejó de él porque dedicaba demasiado tiempo a los negocios inmobiliarios de Pilar Jaraíz Franco, la sobrina roja del Caudillo y, sobre todo, porque a José María Calviño siempre le gustó traficar con empresas en dificultades, con las que un externo espabilado puede extraer mucho más rendimiento que de las empresas solventes. Así que, al final, Suárez se buscó un tercer hombre de su confianza. Al final, Calviño acabó siendo el director general de RTVE más sectario de toda la Transición a las órdenes directas del entonces vicepresidente, Alfonso Guerra. Porque José María era muy bueno obedeciendo a quien le convenía… y burlando a quien procediera. Como alguien dijo, “Calviño no inicia una acción sin tener previsto a quien echarle la culpa si sale mal”.

El plan económico presentado el pasado miércoles 5 por la vicepresidenta Calviño es como para echarse a llorar

Virtudes, o así, que la vicepresidenta ha heredado de su padre. Sobre todo, la del sectarismo. La actual vicepresidenta segunda del Gobierno, Nadia Calviño, pasa por ser la más sensata en materia económica, aquella a la que Bruselas quiere escuchar, muy distinta de la atrabiliaria chica de Podemos, Yolanda Díaz, o de la talibana verde, Teresa Ribera.

En plata: como rectora económica, Nadia Calviño es un desastre y, sobre todo, miente: el plan económico presentado el paso miércoles 5 de mayo es para echarse a llorar.

Doña Nadia -‘Nadie’, como se la conoce en círculos madrileños- no va a aplicar ninguna política económica liberal. Permanecerá en esa socialdemocracia que con PSOE y PP nos ha llevado a la ruina. Y encima, Calviño pertenece a esa clase de eurócratas para los que la economía consiste en cuadrar cuentas, sin reparar a costa de qué sacrificios se cuadran y qué tipo de reparto de riqueza provoca.

Calviño se dispone a subir cotizaciones sociales e IRPF. Es decir, a crear más paro, más economía sumergida, así como a asfixiar al empleador

Recuerden que en España no hay partidos liberales. Tenemos un partido socialdemócrata progre, que es el PP, y una socialdemocracia aún más progre, o sea, más majadera, representada por el PSOE. Pero ambos son socialdemócratas.

Y esto supone que Calviño se dispone a subir cotizaciones sociales e IRPF, es decir, a crear más paro, más economía sumergida, así como a asfixiar al empleador.

Mientras, mantendrá las limosnas estilo ingreso mínimo vital (IMV). Lo dicho un desastre de “Next Generation”.