Isidro Fainé presidente de Caixa-Criteria y Antonio Brufau, presidente de Repsol, comparecieron, mañana del viernes 7, ante el juez Manuel García-Castellón, de la Audiencia Nacional, que lleva las veintitantas piezas del Caso Villarejo y no renuncia a ninguna. Acudieron, en la mañana del viernes, como imputados acusados, no de haber contratado a Cenit, la empresa de Villarejo, para espiar a Luis del Rivero, sino por haberle contratado cuando aún era un policía en activo (presunto cohecho). 

En esto es en lo que se ha centrado el juez García-Castellón aunque los fiscales han preferido saber si el ejecutivo de Caixa, entonces segundo accionista de Repsol, y el presidente de la petrolera participaron directamente en la contratación de Cenit y, sobre todo, si conocían la condición de funcionario de policía de Villarejo.

Aún hoy, Rivero continúa defendiendo que quería entregar Repsol a Pemex… por patriotismo. Y sin lanzar una opa, naturalmente

Dicho de otra forma, Luis Del Rivero, ex vicepresidente de Repsol y presidente de Sacyr, ha aprovechado esta situación para años después acusar de cohecho a sus antiguos adversarios, Brufau y Fainé.

En este escenario, tanto Fainé como Brufau han asegurado que ni sabían a quién habían contratado sus servicios de seguridad ni sabían si el propietario de Cenit era una policía aún en activo.  

Hasta aquí la tramoya, vamos ahora con el proscenio.

Repsol contrata a la empresa de Villarejo para conocer el alcance de la operación iniciada por Luis del Rivero -sí, el mismo que años atrás había intentado hacerse con el BBVA y por lo que FG ya había contratado a Cenit-, quien intenta pactar con Emilio Lozoya, director general de Pemex y accionista de la petrolera española.

Frente a Fainé, Rivero mantiene otra cuenta pendiente: el banquero se negó a prestarle 3.000 millones de euros para controlar el BBVA

Se trataba de que la petrolera estatal mexicana Pemex se hiciera con el poder en Repsol y el propio Rivera fuera nombrado presidente. Controlar sin lanzar una opa, se entiende. Y, como Rivero insiste una y otra vez, se trataba de entregar la gran petrolera española a una compañía de Gobierno mexicano… por patriotismo. En serio, para quitársela a la Caixa, que era poco española a fuer de catalana.

Y, como en el caso BBVA, sin lanzar una opa sobre la totalidad.

La operación se deshizo, no por Villarejo, sino porque no contó con apoyo alguno y el aliado de Luis del Rivero, Emilio Lozoya terminaría en prisión. Hasta aquí el proscenio que, no por más visible ha sido más contado, sino menos. En el caso de Fainé, además, Rivero mantenía una cuenta pendiente: el de que, como director de la Caixa se negó a prestarle 3.000 millones de euros para lanzarse a por el BBVA. Rivero no lo olvidó.