Escrivá, ministro amedrentado de la Seguridad Social y Migraciones
José Luis Escrivá, ministro de la Seguridad Social, se presentó ayer y en una patética intervención ante la Comisión parlamentaria del Pacto de Toledo, aseguró que premiaría con hasta 12.000 euros a quienes retrasaran su jubilación mientras bajaría las pensiones (sí, se llama bajar las pensiones, aunque hable de “coeficientes reductores”) a quienes se prejubilen.
Al tiempo, con voz lastimera, suplicaba consenso político en materia de pensiones. La razón es simple: el sistema está quebrado y necesita el apoyo de todas las fuerzas políticas para que funciones el trágala a los ciudadanos, antes llamados pueblo soberano.
Es Escrivá, el ministro miedica. Premiará a los que no se jubilen y castigará, pero poquito, a los que se prejubilen. Y les aseguro que la política del palo y la zanahoria sólo servirá para enquistar el problema.
La verdad palpable pero inadmisible: en España, el sistema público de pensiones no es sostenible. No se puede no tener hijos y, encima, jubilarse pronto
La verdad palpable, pero inadmisible, sobre todo indecible, es esta: el sistema público de pensiones español no es sostenible. No se puede pagar una nómina mensual (por catorce mensualidades) que ya supera los 10.000 millones de euros. Sencillamente, es imposible. La razón es muy sencilla: no se puede no tener hijos y, encima, jubilarse pronto.
Por tanto, José Luis Escrivá es un ministro amedrentado ante las cifras y ante la mentira socialista de que el sistema de pensiones es sostenible. Así, Escrivá se ve obligado a mentir en materia de pensiones al igual que miente en materia de migraciones, su otro cometido, porque sabe perfectamente que la demagogia de Pedro Sánchez para mantenerse en Moncloa pasa por fomentar la inmigración ilegal y, cuando se amontonan los inmigrantes en Ceuta y Melilla o en Canarias, repartirlos por las grandes capitales españolas para que no se note. Sí, para que no se note. Recuerden la máxima: ¿Cómo esconder un elefante en la Quinta Avenida? Llenando la quinta avenida de elefantes. ‘Sueltan’a los migrantes ilegales, casi obligados a delinquir para sobrevivir. En la calle, a la vista de todos, Y a eso le llamamos multiculturalidad. Y a los que se opongan a esta barbaridad, les llamamos racistas.
Pero volvamos a las pensiones. A ver si nos entendemos: con las cotizaciones que pagan empresas -sobre todo las que paga el empresario, un 80% del total- y trabajadores, no se financia mi pensión futura sino la pensión presente de mi padre. Por eso se llama sistema de reparto: el hijo trabajador paga la pensión del padre jubilado.
José Luis Escrivá, es un ministro amedrentado ante las cifras y ante las mentiras socialistas… tanto en pensiones como en inmigración. Pero dispuesto a todo con tal de mantenerse en el Ministerio
Por tanto, esa mentalidad tan extendida de que he cotizado tantos años y por tanto tengo derecho a tanta pensión, queda muy bonito, pero es falsa. Pagarse la propia pensión es el sistema de capitalización, el de los planes privados de jubilación.
Y no está mal el sistema de reparto. De hecho, manifestaba la solidaridad intergeneracional, de los hijos con los padres. Ahora bien, exige esas dos condiciones: rejuvenecer la población para que la proporción entre cotizantes y pensionistas sea la adecuada.
Es decir, el sistema de pensiones sólo se mantiene si tenemos hijos, familias numerosas. En la actualidad, y dado que los futuros cotizantes no se fabrican en pocos años, el ministro Escrivá debe retrasar, obligatoriamente, nada de incentivos, la pensión a los 70 años de edad, como mínimo. Pero ningún político se atreve a proponer eso.
Háganse esta pregunta: ¿Por qué tenemos casi a la mita de nuestros jóvenes en el paro? No por el virus, se lo aseguro. Los tenemos en el paro porque la presión sobre las empresas cotizantes, a través de cuotas e IPRF y del conjunto de impuestos, resulta tan agobiante que, en España, contratar a un trabajador ata más que casarte con él (bueno, eso ata poco). El contrato laboral, sí, ata más que el matrimonio. Y de ahí surge la economía sumergida.
Pero Escrivá no puede ni suprimir las cuotas (Podemos quiere aumentarlas) ni reducir los impuestos (el propio PSOE quiere subirlos). Y tampoco puede un Gobierno de izquierdas retrasar la edad de jubilación. Y el que se jubile un día antes de cumplir los setenta, sin causa justificadísima, se le rebaja la pensión a la mitad o simplemente se queda sin pensión.
Con incentivos no lo va a conseguir… porque tampoco salen las cuentas. Escrivá sabe que debe retrasar la edad de jubilación y que debe reducir las cuotas sociales al mínimo. Pero está empeñado en seguir siendo ministro de un Gobierno social-comunista y no se atreve ni a proponerlo.
¡Ah! y para tener más hijos hay que regular, de una vez por todas, un salario maternal.