Todos los progres unidos por la eutanasia
La apariencia es que no puede haber dos partidos ideológicamente más enfrentados que el PNV y Ciudadanos. Los nacionalistas vascos se han vuelto independentistas mientras la derecha pagana, del ‘fallecido’ Albert Rivera, suspira por la unidad de España.
Pero el suicido les une. La desgraciada tarde del martes 11 de febrero, en el Congreso, tanto los diputados de Inés Arrimadas como los de Aitor Esteban votaron a favor de la eutanasia en España. Es la historia de una misma degeneración progresista… en un partido centralista y en otro separatista.
El gran error de Pablo Casado es optar por la unidad de España en lugar de por los valores cristianos. Estos parecen más ásperos pero son más duraderos que aquella
Y esto es bello e instructivo porque el suicido asistido sirve para comprobar dónde radica la diferencia ideológica real: no en la unidad de España sino en el derecho a la vida. La unidad de la patria, de hecho, siempre exige una segunda pregunta: ¿Unidad alrededor de qué? En el caso de España, si se trata de unidad alrededor de los valores católicos sí, porque España no se entiende sin sus orígenes y sus esencias cristianas. Pero, de otra forma, cualquier separatismo es tan aceptable como cualquier patriotismo español.
Otrosí: el gran error de Pablo Casado es optar por la unidad de España en lugar de por esos valores cristianos. Estos son más ásperos pero más duraderos que aquella. Por eso, el líder del PP navega en un limbo ideológico en el que unos barones de derecha tibia, pagana y no siempre populares -llámense Feijóo o Alfonso Alonso- zarandean la barca de Génova, a menudo en peligro de vuelco.
Una ley inútil. Con los avances médicos en cuidados paliativos, una ley de eutanasia sólo sirve para pervertir conciencias
En cualquier caso, el Gobierno guerracivilista de Pedro Sánchez y Pablo iglesias ya han conseguido lo que querían: una España de 90.000 abortos quirúrgicos anales (los químicos son muchos más pero incalculables) y de, en principio, más de 1.000 eutanasias por año.
Y ese millar de eutanasias son menos que los suicidios no asistidos -cerca de 4.000 anuales- porque afortunadamente no todo los suicidas son tan miserables como los eutanásicos, que enredan a terceros cómplices -familiares y sanitarios- en la matanza sino porque, en 2020 (hoy los tiempos adelantan que ws una barbaridad), una ley de eutanasia es una ley inútil: sólo sirve para pervertir conciencias e incrementar la idiocia. Sí, porque no olviden que tenemos en puerta la píldora eutanásica para que te suicides tú solito en tu casa -o acompañado de todos los tuyos, si lo prefieres- con una D-66, que los holandeses han avanzado mucho en la materia y ya se plantean su venta en farmacias.
Y por cierto, con la nueva barbaridad del gobierno social-comunista de don Pedro Sánchez ha vuelto a surgir la España de la propaganda para idiotas: ahora resulta que era la ley esperadísima, asegura el vicepresidente Pablo Iglesias, cuando España será el sexto país del mundo en ponerla en práctica.
Por lo demás, se trata de una ley bárbara… a fuer de inútil. Si en algo ha avanzado la medicina es en los cuidados paliativos, que hacen innecesaria la eutanasia.
Los católicos fomentamos la esperanza, los progresistas aprovechan la desesperación para matar
Y así, contemplar el martes a la exministra de Sanidad del PSOE, María Luisa Carcedo, presa de la histeria, exhalar que el dolor no tiene bandera resultaría un espectáculo triste si no fuera hipócrita. Porque si en algo ha avanzado la medicina es en los cuidados paliativos para mitigar el dolor de los enfermos terminales.
Ahí sí que ha estado fino el PP al oponer a la ley de eutanasia de los progres del Gobierno una norma sobre cuidados paliativos, que no son un complemento del suicidio asistido sino su contrario. O con palabras del portavoz popular: acaba con el dolor del paciente, no con el paciente.
Recordemos que la Iglesia, que se opone frontalmente a la eutanasia, permite y anima esos cuidados paliativos aún en el caso de que acorten la vida. Los católicos queremos mitigar el dolor y mantener la conciencia libre hasta donde se pueda; los progres pretenden lo contrario: suprimir la conciencia y la vida con la excusa de suprimir el dolor. Los católicos afrontamos el tránsito de la muerte, los progres simplemente matan. Los católicos fomentamos la esperanza, los progres aprovechan la desesperación para asesinar.