Periodistas detenidos mientras ejercían su labor
En 2020, fueron asesinados 50 informadores, según el Balance Anual de agresiones contra periodistas en todo el mundo, cuya segunda parte ha publicado Reporteros Sin Fronteras (RSF). Mientras el número de periodistas que pierden la vida en zonas de guerra sigue disminuyendo, cada vez hay más asesinatos de periodistas en países en paz, publica la propia organización.
Entre el 1 de enero y el 15 de diciembre de 2020, RSF ha registrado la muerte de 50 periodistas en el ámbito de su actividad profesional. Esta cifra se mantiene estable con respecto al año pasado (se contabilizaron 53 muertes en 2019), y eso a pesar de que las coberturas informativas se han reducido por la epidemia de Covid-19.
En su Balance Anual 2020 de Periodistas Encarcelados, Secuestrados y Desaparecidos, publicado el 14 de diciembre, RSF contabilizó 387 periodistas presos por hacer su trabajo de información, una cifra en máximos históricos en lo que se refiere a periodistas encarcelados, añade RSF.
El año 2020 también se caracteriza por un aumento del 35% en el número de mujeres detenidas arbitrariamente, y porque cuando el virus comenzó a propagarse por todo el mundo, se cuadruplicó la cifra de detenciones. Asimismo, 14 periodistas detenidos en relación con su cobertura de la epidemia de Covid-19 permanecen entre barrotes en la actualidad.
Además, crece la cifra de periodistas a los que matan en países considerados "en paz". En 2016, el 58% murió en zonas de conflicto, mientras que, en la actualidad, la proporción de periodistas asesinados en zonas devastadas por la guerra (Siria, Yemen) o plagadas de conflictos de media o baja intensidad (Afganistán, Irak) se sitúa en el 32%. En otras palabras, el 68% (más de dos tercios) de los periodistas asesinados se encuentran en países en paz, en particular en México (8 asesinatos), India (4), Pakistán (4), Filipinas (3) y Honduras (3), explica RSF.
Como en años anteriores, las coberturas más peligrosas siguen siendo las investigaciones sobre casos de corrupción local y malversación de fondos públicos (10 muertos en 2020), o sobre la mafia y el crimen organizado (4 muertos). Lo que sí es una novedad en 2020 es que 7 periodistas fueron asesinados mientras cubrían protestas.
De la totalidad de periodistas asesinados en 2020, el 84% fueron señalados y eliminados de forma deliberada, frente al 63% de 2019. Algunos de estos crímenes han sido especialmente atroces.
En México, el periodista del diario El Mundo Julio Valdivia Rodríguez, fue encontrado decapitado en el estado de Veracruz; su colega Víctor Fernando Álvarez Chávez, director del medio digital de información local Punto x Punto Noticias, fue cortado en pedazos en la ciudad de Acapulco.
En la India, al periodista Rakesh Singh "Nirbhik", del diario Rashtriya Swaroop, lo quemaron vivo después de rociarlo con gel hidroalcohólico altamente inflamable, mientras que el periodista Isravel Moses, corresponsal de un canal de televisión en el estado de Tamil Nadu, fue asesinado a machetazos, recuerda RSF.
En Irán, el verdugo es el Estado: Rouhollah Zam, administrador del canal Amadnews de Telegram y condenado a muerte tras un juicio injusto, fue ejecutado en la horca. En este país, y a pesar de que se sigue ajusticiando a sentenciados a muerte, hacía 30 años que no se sometía a un periodista al arcaico y bárbaro castigo de la pena capital.
En Irak, el modus operandi es siempre el mismo: hombres armados no identificados disparan a la cabeza a los periodistas durante las manifestaciones. Así han sido asesinados 3 reporteros, mientras que un cuarto murió en el Kurdistán mientras intentaba escapar de los enfrentamientos entre las fuerzas del orden y los manifestantes.
En Nigeria, 2 periodistas han sido víctimas del clima de violencia en el que se desarrollan las protestas, que denuncian en particular la brutalidad de una unidad policial encargada de la lucha contra la delincuencia. En Colombia, un reportero de un medio comunitario fue asesinado a tiros mientras cubría una manifestación de comunidades indígenas que protestaban contra la privatización de tierras en su región. Igual que en otros casos, la manifestación fue violentamente dispersada por la policía, el ejército y las fuerzas antidisturbios, recuerda RSF.