• Estos resultados apuntan a una hipótesis lejana pero no desechable: ¿Artur Mas abandonará la política?
  • Más votos para españolistas que para independentistas.
  • Para ser exactos, el voto independentista no alcanza el 50% (Juntos por el Sí más la CUP)
  • Escaños: ERC y CiU sumaban 71, ahora suman 62.
  • Lo que ocurre es que la CUP ha pasado de 3 a 10.
  • Se hunden el PP, el PSC y, sobre todo, Podemos, que pierden escaños.
  • Triunfa Ciudadanos que se constituye como segunda fuerza.
Por fin terminó el 27-S. Las palabras de comienzo de campaña, pronunciadas por Duran Lleida, continúan vigentes: "¿Necesitamos dos tercios para elegir al Defensor del Pueblo y vamos a declarar la independencia con la mitad de escaños?". Ese es el problema de Artur Mas. Y de sus coaligados. Éstos quieren declarar la independencia, pero ¿lo hará Artur Mas? Si se trataba de obtener la mayoría de escaños para poder declarar la independencia, les recuerdo que ya tenían mayoría CiU-ERC, durante la anterior legislatura. No, antes  y ahora podía hacerlo, sólo que ahora no podrá gobernar con tanta facilidad como en la media legislatura concluida. Porque entonces dará a Rajoy la excusa que necesita para sacar el guante de hierro que le daría más votos en las generales de diciembre. Hablemos de votos, que es lo que más importancia tiene en unas elecciones plebiscitarias. Raúl Romeva, el cabeza de lista de Juntos por el Sí, asegura que nadie puede negar la legitimidad de su proyecto independentista, mientras Mas empleaba la misma sonrisa eléctrica, y muy sincera, de cuando pitaban el himno español en la final de la Copa del Rey. Pues bien, los votos independentistas (los emitidos, dejemos a un lado la interpretación de la abstención) son menos que los españolistas. Por tanto, cualquier declaración unilateral de independencia es claramente ilegítima. Ahora bien, no serán mayoría pero casi son la mitad. Muchos. Por tanto, la conclusión es doble. 1. Las elecciones convocadas por Artur Mas no han servido para nada. 2. Y como las urnas no han solucionado el problema hay que negociar, guste o no. Ahora es más difícil que antes, desde luego, pero no queda otro remedio. Porque lo que está claro es que la alternativa al pacto entre Barcelona y Madrid, que no entre Barcelona y España, es el guerracivilismo. Hablemos de escaños. ¿De verdad es un éxito de Artur Mas y Oriol Junqueras, de CDC y ERC? Antes de las elecciones sumaban 71 diputados, mayoría absoluta. Ahora han bajado hasta los 62 y dependen de los sobaqueros de la CUP. Entre ambos suman mayoría absoluta pero pensar que Mas puede gobernar en dependencia de unos majaderos que se definen como independentistas, anticapitalistas y feministas es reconocer que Artur Mas ha enloquecido. Otro problema. Es evidente que Ciudadanos, el partido amorfo de Albert Rivera, es el gran triunfador de la noche. Sabemos que no quieren la independencia, que se sienten españoles y catalanes, pero no sabemos mucho más. A eso se añade que se hunden el PP, el PSC y, sobre todo, Podemos, que pierden escaños. Lo de Podemos es todo un desastre. Sólo ICV-EUiA obtuvo 13 diputados. Ahora, aliado con el partido de Pablo Iglesias, han pasado a 11. Hay un interrogante, uno más. ¿Podría dimitir Artur Mas y pasar al sector privado? Y de paso, ¿podría ocurrir que en ese caso Convergencia entrará en barrena como han entrado sus coaligados de Unió? En cualquier caso, lo importante es que nadie ha conseguido sus objetivos. Rajoy y Mas, si Mas sigue dirigiendo el proyecto independentista, deben negociar, Eulogio López eulogio@hispanidad.com