Ignacio S. Galán, presidente de Iberdrola, buen gestor, pésimo ministro.
Todavía no he entendido del todo la iniciativa del diario El País de entrevistar a los grandes empresarios del IBEX-35. Ayer era la presidenta del Santander, Ana Botín, hoy Ignacio Sánchez Galán, presidente de Iberdrola, pero no está mal que los grandes empresarios salgan de su concha y aporten ideas a la nueva normalidad (yo me conformaría con regresar a la antigua) post-coronavirus.
Galán, que está triunfado en Iberdrola proporciona en la entrevista una idea buena y otra mala, como en el viejo chiste. La buena es que, de esta crisis, salimos invirtiendo. Cierto. Y una mala: su entusiasmo ante unas energías renovables (de las que Iberdrola ha hecho su imagen de marca, ciertamente), con las que Ignacio Sánchez Galán no duda en hacerle un guiño a la inefable talibán, la más ecolojeta de España: la vicepresidenta Teresa Ribera.
La pregunta es: ¿las renovables son un gasto o una inversión? Y la gran verdad ignorada es que la energía nuclear es tan verde, o más, que la solar
“De las crisis se sale invirtiendo y no malgastando”, asegura Galán. Muy cierto, así lo ha practicado él en Iberdrola y por eso le aplaude el mercado. Ahora bien, si hablamos de energías renovables, de la eólica y, sobre todo, de la solar, resulta que esas inversiones sólo han resultado posibles, rentables, sobre todo durante los últimos 15 años, gracias a las primas (que son subvenciones públicas, se pongan como se pongan) recibidas por esas energías tan limpias.
La energía verde la seguimos pagando entre todos los españoles -y de ello se aprovechan, sobre todo, fondos especuladores- en nuestro recibo de la luz y, no sólo eso, generamos un déficit de tarifa que nunca se acaba.
Además, al optar por las subvenciones verdes –que todo lo verde es caro- los talibanes ecologistas -la vice Ribera, como creo haber dicho antes- se han cargado la energía nuclear, que resulta menos contaminante que la subvencionada solar y más proclive aún que la solar y la eólica a evitar el cambio climático.
“Yo no hago la política energética, la hace el Gobierno, yo sólo la aplico”. En efecto, Galán sería un gran gestor… y sería el peor de los ministros
La nuclear es, en verdad, la energía del pueblo, porque es la más intensiva y barata de todas, junto a la hidroeléctrica.
Y así, hace 12 años el señor Galán denunciaba que la energía solar era una operación financiera, es decir, especulativa, y ahora es el campeón de la transición ecológica.
En resumen, señor Galán, usted ha montado el imperio Iberdrola gracias a las subvenciones públicas a las renovables. No se lo reprochamos y sus accionistas se lo agradecen.
En su lugar, yo también habría aprovechado la oportunidad porque, según la frase con la que siempre respondía Galán a mis objeciones: “Yo no hago la política energética, la hace el Gobierno, yo sólo la aplico”. Nada que objetar, pero don Ignacio: no se puede hacer de la necesidad virtud, sin advertirlo al receptor. Es lo más deportivo.
Eso sí, me quedo con la idea buena: de esta crisis, la del postcoronavirus, para ser más exactos, la del confinamiento forzoso decretado por Sánchez, verdadera causa de la recesión, se sale invirtiendo y no gastando. Al parecer otro vicepresidente, el señor Iglesias, debería leer la entrevista con Galán en El País. No creo que la entendiera, pero a lo mejor caía en la cuenta de que el Ingreso Mínimo Vital (IMV) -que Galán no critica directamente, y debiera hacerlo, por coherencia- representa un gasto-, no una inversión.
Crear empleo es, mejor o peor, una inversión productiva, pagar ingresos mínimos vitales no es más que la perpetuación de la pobreza y el reparto de la miseria
O lo que es lo mismo: señores del Gobierno: si quieren ustedes que “nadie se quede atrás”, denle empleo a la gente, no IMV u otras subvenciones públicas alimenta-vagos y compra-votos.
Si el Gobierno Sánchez nos va a endeudar a todos, mejor que sea para crear empresas -empleo- público –que no para financiar subvenciones públicas. Porque crear empleo es, mejor o peor, una inversión productiva, pagar ingresos mínimos vitales no es más que la perpetuación de la pobreza y el reparto de la miseria. O sea, lo de Podemos y, ahora, también lo del PSOE… también lo de su amiga Ribera, señor Galán.
Claro que con las energías renovables podremos crear ya mismo, 300.000 empleos. Por pura casualidad, los empleos prometidos por Teresa Ribera con su ley de Cambio Climático. Y si doblamos las subvenciones a lo mejor creamos hasta 600.000. Pero no crea que es ese el tipo de inversión que vende el presidente de Iberdrola. Eso espero o deberemos concluir que Galán es un gran empresario pero sería un pésimo ministro de Energía.