• Qatar, Arabia Saudita y los Emiratos Árabes Unidos están muy preocupados sobre el potencial de los leales a Al Asad de infiltrarse en el Golfo para vengarse.
  • Es decir, los estados del Golfo pretenden preservar la estabilidad política dentro de sus fronteras.
  • Además, el influjo de miles de sirios al mismo tiempo podría amenazar un muy delicado equilibrio demográfico necesario para que los países del Golfo puedan funcionar.
  • Por otra parte, consideran que un éxodo masivo sirio podría amenazar su identidad cívica.
  • No obstante, los estados del Golfo han proporcionado un total de 900 millones de dólares a través de organizaciones caritativas y donaciones individuales.
Continúa la peor crisis de refugiados desde el fin de la Segunda Guerra Mundial, desencadenada por la guerra de Siria y por la inestabilidad en Oriente Medio y el norte de África. Una inestabilidad y una crisis en gran parte originadas por las atrocidades de los yihadistas del Estado Islámico. En ese contexto, sigue flotando la pregunta: por qué los estados árabes del Consejo de Cooperación del Golfo (Arabia Saudita, Bahrain, Kuwait, Qatar, Omar y Emiratos Árabes Unidos) han mantenido cerradas sus puertas a los refugiados, cuando lo más urgente es buscar un lugar para vivir a cientos de miles de personas. Es decir, cuáles son las razones de los Estados del Golfo para no dejar entrar a refugiados sirios. Y por qué no ha habido una política explícita por parte de ninguno de estos países para acoger a refugiados que llegan en masa. Michael Stephens, Investigador para Estudios del Medio Oriente y jefe de Rusi Qatar, ha tratado de responderla en BBC. Explicar esto -señala el investigador- requiere profundizar en los miedos de los estados del Golfo en relación a la estabilidad política dentro de sus fronteras, y en cuestiones más amplias, sobre identidad cívica y la noción de qué significa ser ciudadano de un estado del Golfo. En 2012, a medida que la guerra contra Bashar al Asad empezó a convertirse más claramente en una competición establecida entre los intereses de los sunitas del golfo árabe y los aliados de Irán, miedos profundos empezaron a extenderse entre los estados del Golfo de que sirios leales a Assad intentarían infiltrarse en el Golfo para vengarse. Entonces comenzaron los exámenes a los viajeros sirios y se hizo más difícil para los sirios recibir permisos de trabajo o renovar los que ya tenían. La política no ha cambiado hasta ahora, con Qatar, Arabia Saudita, y los Emiratos Árabes Unidos en particular, muy preocupados sobre el potencial de los leales a Al Asad de volver a golpear. Los rumores han persistido en el Golfo durante los últimos tres años sobre detenciones de sospechosos de terrorismo, aunque nunca se ha hecho pública ninguna prueba de un complot entre seguidores de Al Asad. Además, el influjo de miles de sirios al mismo tiempo podría amenazar un muy delicado equilibrio demográfico necesario para que los países del Golfo puedan funcionar. Por ejemplo, los ciudadanos de Emiratos Árabes Unidos y Qatar superan por poco el 10% de las poblaciones de residentes de sus respectivos países. Sin embargo, la gran mayoría de residentes son trabajadores económicos transitorios. Los extranjeros solo pueden conseguir la residencia si ellos o sus esposas tienen trabajos a tiempo completo -no es posible quedarse permanentemente en el Golfo sin permiso de trabajo- y una vez que sus contratos finalizan, casi todos ellos vuelven a casa. Así es como funciona el Golfo, con una gran tasa de reemplazo de trabajadores con muchas y pocas cualificaciones, lo que permite a las poblaciones nativas del Golfo Árabe mantener su estatus dominante sin ser superados por árabes de otros países, o por trabajadores surasiáticos. Así que la idea de que miles de extranjeros lleguen, sin empleo ni una fecha de vuelta, es muy incómoda para los estados del Golfo. No hay precedente, ni siquiera el éxodo palestino de 1948, que iguale la escala de la amenaza demográfica que suponen los refugiados sirios para la identidad del Golfo y la composición social. Y los estados del Golfo simplemente no tienen respuesta a las preguntas que genera la crisis de refugiados sirios. No obstante todo lo anterior, Stephens recuerda que los estados del Golfo no se han mantenido impertérritos sin hacer nada ante los refugiados sirios. Han hecho cosas, y la generosidad de algunos individuos ha sido, por momentos, muy importantes, dice. Por ejemplo, las recaudaciones caritativas individuales han alcanzado los cientos de miles de dólares, y cuando les preguntaron a los trabajadores de empresas nacionales (por ejemplo, Qatar Petroleum) si querían separar parte de su sueldo cada mes para los refugiados, muchos lo hicieron. Los estados del Golfo han proporcionado un total de 900 millones de dólares a través de organizaciones caritativas y donaciones individuales. Andrés Velázquez andres@hispanidad.com