- Objetivo Sánchez: El Tripartito, con Rivera y con Podemos.
- Objetivo Soraya: que Rivera obtenga los votos necesarios para que exija un gobierno de coalición y alianza… pero sin Rajoy.
- No obstante, en su frivolidad, a Rivera le mola más pactar con Sánchez: ambos son guapos.
- La obsesión de Rivera es que la gobernabilidad dependa de él, sólo de él.
- No quiere gobernar, quiere tener bien atado a quien gobierne.
- Rajoy ha recuperado a Pedro Arriola, pero sólo hasta las próximas generales. Tampoco puede ofrecerle más.
La verdad es que los resultados que la última encuesta del CIS otorga al PP de Mariano Rajoy tampoco son como para tirar cohetes, pero Mariano Rajoy está feliz. Considera el presidente del Gobierno que la mejora económica empieza a calar entre los españoles y, como dijera en una reciente reunión con empresarios, la gente no tendrá otro remedio que "votarme", cuando viva esa mejora económica.
Pasando a la práctica: el objetivo de Rajoy es obtener 150 diputados (casi imposible con la encuesta de ayer, pero se espera mejorar). Ahora tiene 185 y la mayoría absoluta está en 176. Rajoy no sueña con ello (aunque La Razón sí) pero considera que con 150 escaños Pedro Sánchez y Albert Rivera (en la imagen) lo tendrían muy difícil para formar Gobierno y que él podría gobernar en minoría, incluso sin coalición.
Ese es el objetivo de Rajoy. El de Pedro Sánchez, secretario general del PSOE, consiste en un tripartito: una coalición de socialistas, Ciudadanos y Podemos. Háblele usted de radicalidad a Pedrito Sánchez 'Maravillas': tonterías. Se trata de una coalición entre socialistas, neocomunistas y jacobinos de derechas. Es decir, todo lo mismo porque todo es progresista.
¿Y cuál es el objetivo de Ciudadanos? Pues lo propio de alguien tan frívolo como su líder. Albert Rivera quiere controlar al Gobierno desde la oposición, sea del PP o del PSOE. En principio, como ya hemos informado en Hispanidad,
Pedrito Sánchez y Soraya Sáenz de Santamaría se disputan el amor del frivolón Rivera.
Ojo, Rivera no quiere gobernar, quiere tener atado y bien atado a quien gobierne. Considera que Rajoy es el viejo PP, el de la corrupción, mientras Soraya representa el nuevo PP. Eso sí, nuestro superficialote es también un hombre de formas: no está seguro de que Soraya dé la talla. No talla intelectual, claro está, sino física. A Rivera le mola más como socio el más ignorante de todos, casi gemelo suyo, como él: Pedro Sánchez. Ignorante sí, pero vistoso: dos almas gemelas.
En cualquier caso, para Rivera no será fácil impedir que no gobierne el jefe de la lista más votada, es decir, Rajoy. Al menos, siempre que el PP obtenga una mayoría simple cualificada. Esta es la palabra clave. Con 150 diputados es difícil plantear un tripartito contra la lista más votada, especialmente si el PSOE no se aleja de los 125 diputados.
Y también es difícil el distingo, una vez aceptado el gobierno de la lista más votada, de proponer aquello de 'Rajoy no pero Soraya sí'. En cualquier caso, la obsesión de Rivera es que la gobernabilidad dependa de él. Sólo de él. No quiere gobernar, quiere tener bien atado a quien gobierne.
Por cierto, Rajoy ha recuperado a Pedro Arriola como asesor electoral para las Generales, algo que no ha gustado a su cada día más poderoso –también un poquito superficial- jefe de Gabinete, Jorge Moragas. Le ha recuperado para las Generales, entre otras cosas porque ahora el eterno optimismo de Arriola se ha hecho realidad con
la encuesta del CIS conocida el martes: con la economía vencerá Mariano. Bueno, se ha hecho realidad o Mariano cree que se ha hecho realidad. El caso es que Arriola se jubilará tras las Generales.
En esta melé entre PP, PSOE y Ciudadanos, con Podemos a la espera de oportunidades, ¿qué pasa con los principios en la política española? Pues eso, no pasa nada. A ninguna de las cuatro formaciones les preocupa principio o coherencia algunos, sólo les preocupa mantenerse en el poder o alcanzarlo. Cuanto más presuntamente desprendidas del poder, peor: menos les importa una serie de valores básicos, cuando no los laminan de entrada. Los recién llegados, Podemos y Ciudadanos, utilizan la corrupción como arma electoral contra los viejos PP y PSOE. Por lo demás, todo en orden: que todo cambie para que todo siga igual o, si lo prefieren, la historia del hombre que hizo el viaje más largo: salió de su casa, dio la vuelta al planeta, y regresó al hogar.
Eulogio López
eulogio@hispanidad.com