• En Moncloa están convencidos de que cuanto más firme se sea con el independentismo catalán, mejores resultados obtendrá el PP en diciembre.
  • Enfrente, Artur Mas busca la independencia virtual.
  • Y Junqueras y la Cup la provocación de Madrid.
  • El 27-S depende de los indecisos, pero la hipótesis de mayoría absoluta para 'Juntos por el "Sí"' no es despreciable.
  • Margallo hizo bien en aceptar el debate con Junqueras. Y triunfó.
El ministro de Asuntos Exteriores del Gobierno Rajoy, José Manuel García Margallo, me sigue pareciendo la cabeza mejor amueblada del Gobierno Rajoy. Santo no es pero como político tira a sabio. Gran polémica por su debate con Junqueras en la televisión catalana. Yo creo que hizo muy bien en aceptar el reto y, además, lo hizo muy bien. Tiene toda la razón Margallo cuando asegura que "es absurdo querer la independencia para mantener la nacionalidad que se repudia". Para mí sólo falló al defender que "una supuesta declaración independentista del Parlamento de Cataluña no tendría ninguna validez jurídica ante la Constitución, las leyes de la UE ni la ONU". Ya sabemos que no tiene ninguna validez jurídica pero es que los secesionistas catalanes buscan la independencia virtual, que es narcisismo sufriente pero que algún día podría convertirse en real. Además, si la declaración de independencia tiene validez, tampoco es posible, con la ley actual en la mano, echarles de Europa, incluso del euro, dado que Cataluña está imbricada en España y España en Europa. Señor Margallo, Artur Mas no busca una independencia real porque sabe que no es posible: busca una independencia virtual. Como respondiera Carlos Garaicoechea cuando Felipe González le preguntó hasta dónde querían llegar: "Es un proceso histórico", respondió aquel navarro estirado que pretendía la independencia de Euskadi. Y claro, González decidió romper con el PNV. Vamos ahora con la realidad inmediata. Mariano Rajoy (en la imagen) ya se lo ha comunicado a su entorno más inmediato, que han dejado de ser los ministros Sáenz de Santamaría, Ana Pastor o el propio Margallo para pasar a ser su esposa Viri y su jefe de Gabinete y de campaña, Jorge Moragas: no sólo no está dispuesto a ceder un milímetro en la cuestión catalana sino que empleará todos los instrumentos a su alcance, también la fuerza, para evitar la independencia. Sí, también la fuerza. Sabe que cualquier respuesta radical a la radicalidad de Artur Mas suma votos al PP en las generales de diciembre. Respecto al otro bando: no desdeñen, no lo hacen en Moncloa, la posibilidad de que Artur Mas gane por mayoría absoluta. Más fácil aún es que llegue a esa mayoría con el respaldo de la CUP. Y los majaderos de la CUP le exigirían una declaración unilateral de independencia inmediata. Y no desdeñen que Artur Mas, convertido ya en aprendiz de brujo y en el mayor narcisista del planeta, se viera obligado a ejercer ante la CUP. En cualquier caso, recuerden que gane quien gane el domingo, poco va a cambiar: la sociedad catalana está descristianizada, como la española, y se ha vuelto adoradora del ídolo independencia y, además, de idólatra, está partida en dos. A partir de ahí, el hartazgo de Juan Español con los catalanes es de tal calibre (ahora sí existe catalanofobia) que entenderían y aplaudirían la detención de Artur Mas o la entrada de tanquetas -no harían falta tanques- en la Diagonal. En cualquier caso, en Moncloa se han quedado muy sorprendidos con la reacción de Rajoy: nunca le habían visto tan determinado como en esta ocasión a tomar decisiones. Rajoy el indolente está dispuesto ahora a todo. También al uso de la fuerza. Eso sí, el uso de la fuerza puede volverse como un boomerang contra Moncloa, pero con tal de que sea después de 3, o 20, de diciembre… Eulogio López eulogio@hispanidad.com