• Campaña de boicot con cartas-modelo para que todos los clientes amenacen con sacar sus ahorros si no cambian de actitud ante la independencia.
  • Sin éxito: en principio, ni Fainé, ni Oliu recibirán a Omnium.
  • La clave del 27-S: el 15-20% de españolistas ocultos.
  • Y Artur Mas prefiere no lograr la mayoría absoluta y llegar a un acuerdo futuro con Madrid.
  • Pero lleva meses caminando por el valle de las sombras y ahora le acompañan muchos escorpiones.
  • Mientras, desde Moncloa acelerarán las causas pendientes contra CiU. Objetivo primero: que un Pujol entre en prisión. Objetivo último: que Artur Mas entre en prisión.
Los independentistas de Omnium, la ANC y la asociación de municipios catalanes por la independencia presionan a los dos grandes bancos alemanes, Caixabank y Sabadell, firmantes del documento contra la independencia, contundente, que las patronales AEB y CECA firmaron contra la secesión. De entrada, los independentistas han lanzado una campaña boicot contra Caixa y Sabadell: cartas-modelo en las que amenazan con retirar su ahorros de estas dos entidades si no cambian de opinión sobre la independencia. En otras palabras, si no se desdicen de lo firmado el pasado viernes en el documento conjunto de AEB y CECA contra la secesión de Cataluña. Las figuras clave son dos: Isidro Fainé, presidente de Caixabank y Josep Oliu, presidente del Sabadell, ambos convencidos de que la independencia de Cataluña sería un desastre, sobre todo para Cataluña. Curiosamente, Artur Mas no acusó recibo cuando la banca arremetió contra la locura independentista pero sí lo hizo cuando el gobernador Linde habló de la posibilidad de un corralito. Mas ni tan siquiera se ha puesto en contacto con Fainé o con Oliú. Pero sus compañeros de aventura, digamos 'civiles', son 'rojos' y están dispuestos a atizarle a la banca en cualquier momento. Para ser más exactos, las asociaciones  independentistas catalanas no pueden tolerar que, por vez primera, los bancos, verdaderos expertos en un cambio de escenario financiero, aseguren que la independencia sería un desastre. Y Omnium ha exigido ver a las cúpulas de ambos bancos. Por lo que sabemos en Hispanidad, ni la petición ha llegado a ninguna de las dos entidades ni ninguna de las dos tiene la intención de que sean Fainé u Oliu quienes les reciban. Están hartos de sentirse maniatados por los separatistas. Por otra parte, no se llamen a engaño. En casi todas las encuestas sobre intención de voto para el 27-S, resulta que existe entre un 5 y un 30% de encuestados que se niega a responder. Los expertos, también los de la Generalitat, consideran que ese porcentaje es mayoritariamente españolista o, al menos, partidarios de que Cataluña siga en España. ¿Por qué? Pues porque lo políticamente correcto hoy en Cataluña, tras unos años depresión ambiental aguda, es declararse independiente. Y son esos lacónicos quienes pueden decidir el resultado final. Ahora bien, ¿está Artur Mas preocupado por esto? Al revés, lo que desea Mas es que no se gane por mayoría absoluta ni tan siquiera con la suma de Juntos por el Sí y la  CUP. Así, no tendrá que declarar la independencia y obligará a Madrid, ahora sí, a tomar medidas enérgicas y así poder seguir explotando el victimismo. Y es que Artur Mas se ha vuelto loco, pero no tanto. Lo que él desearía es: no declarar la independencia, que, por lo demás, sería independencia virtual, llegar a un acuerdo con Madrid y seguir presidiendo la Generalitat. Ahora bien, ha caminando demasiado tiempo por el valle de las sombras y ahora tiene los pantalones atestados de escorpiones. Mientras tanto, en Moncloa siguen maquinado esas posturas duras que podrían implantar tras las elecciones del 27: a corto plazo, que un Pujol entre en prisión; a medio plazo, que el que entre en prisión sea Artur Mas. De entrada, hay que acelerar los trámites judiciales anti-CIU. Eulogio López eulogio@hispanidad.com