• El Gobierno de Brasil anunció el lunes un recorte de gastos y aumentos impositivos por un total de 65.000 millones de reales (unos 14.937 millones de euros).
  • Por ejemplo, se aprueba el restablecimiento del impopular impuesto a las operaciones financieras.
  • Mientras que el drástico recorte de gastos afecta a programas de salud y de viviendas económicas, inversiones en infraestructura y subsidios agrícolas, así como salarios y bonificaciones para empleados públicos.
Como es bien sabido, cuando un país entra en recesión o no le salen las cuentas, puede hacer tres cosas: o subir los impuestos, o bajar el gasto o las dos medidas a la vez. Es lo que hizo el presidente del Gobierno español Mariano Rajoy cuando llegó a poder y se encontró, según explicó, con unas cuentas públicas en un estado lamentable, un deficit inasumible, etc. Bien: pues tras la rebaja de calificación de la deuda de Brasil por parte de la agencia de calificación Standard & Poor's, que rebajó la nota de riesgo del país al nivel BB , considerado como de 'bono basura' y con perspectiva negativa por sus malas cuentas públicas -un déficit fiscal de 0,5 %-, la presidenta del país carioca Dilma Rousseff parece haberse inspirado en la receta 'marianista'. El Gobierno de Brasil anunció el lunes un recorte de gastos y a la vez de aumentos impositivos por un total de 65.000 millones de reales (unos 14.937 millones de euros), informa Reuters. El paquete presentado pretende revertir el déficit equivalente al 0,5 % del PIB previsto en el presupuesto nacional para 2016 y convertirlo en un superávit primario equivalente al 0,7 % del PIB. El mayor punto del plan es el restablecimiento del impopular impuesto a las operaciones financieras conocido como CPMF (Contribución Provisoria sobre Movimientos Financieros), que podría permitir recaudar 32.000 millones de reales el próximo año si lo aprueba un Congreso que se opone a nuevos tributos. El drástico recorte de gastos afecta a programas de salud y de viviendas económicas, inversiones en infraestructura y subsidios agrícolas, así como salarios y bonificaciones para empleados públicos. En concreto, el Gobierno redujo los subsidios fiscales a la industria química, recortó los reembolsos a exportadores de productos manufacturados en 2.000 millones de reales, y elevó el impuesto a las ganancias de capital hasta un 30 por ciento para generar nuevos ingresos por 1.800 millones de reales. Todas estas medidas apuntan a acortar un déficit de 30.000 millones de reales en el presupuesto de 2016, que la presidenta Dilma Rousseff envió al Congreso el mes pasado, y alcanzar la meta de superávit primario de un 0,7 por ciento del Producto Interior Bruto (PIB). Esta última ronda de recorte de gastos también incluye la eliminación de diez ministerios federales en Brasilia, una medida simbólica que sólo permitirá ahorrar 200 millones de reales. Los recortes en salud pública y vivienda serán un trago amargo para Rousseff, quien junto a su Partido de los Trabajadores se ha resistido a aplicar la tijera en los programas sociales. José Ángel Gutiérrez joseangel@hispanidad.com