El Banco de España cree que las medidas del Gobierno para hacer frente al primer impacto de la crisis económica están dando resultado y que el Ejecutivo no debe precipitarse a la hora de retirarlas, según consta en el Informe Anual del organismo, publicado este martes.

Ahora bien, al mismo tiempo que pide continuar con las ayudas -ERTE y préstamos ICO, principalmente- propone una serie de reformas estructurales que no habrán gustado tanto en Moncloa: implantar el contrato único y subir el IVA.

“El mercado laboral sigue caracterizado por tasas de desempleo elevadas y por una excesiva dualidad entre trabajadores fijos y temporales”, señala el informe.

Hablar de contrato único supone hablar de despido libre -concepto tabú para la izquierda-, eso sí, con indemnización pactada de antemano y creciente durante la duración del contrato. Se acabaría así con la causalidad, presente desde la segunda Guerra Mundial, que divide los despidos en procedentes e improcedentes.

La otra gran reforma que propone el Banco de España es la subida de los impuestos indirectos, los que actúan sobre el gasto final y que son, en palabras del director general de Economía y Estadística del organismo, Óscar Arce, “los impuestos menos distorsionadores”.

Lo cierto es que existe margen suficiente para subir el IVA y no sólo de bienes de consumo gravados a tipos reducidos y superreducidos. El problema es la frontal oposición de la izquierda, que lo considera discriminatorio para los más desfavorecidos.

En cualquier caso, alguna medida estructural tendrá que adoptar el Gobierno cuando se haya estabilizado mínimamente la situación económica, porque un déficit de entre el 9,5% y el 11,2%, unido a una deuda pública que podría rozar el 120% del PIB, no es sostenible. Ni siquiera en el caso de que los bajísimos tipos de interés actuales permanezcan así durante muchos años, tal y como pronostica el Banco de España.