Apenas 48 horas después de la Junta de Accionistas, donde Carlos Torres y Onur Genç presentaron un banco fabuloso, que logra llenar las alforjas a pesar del contexto macroeconómico, la entidad le pintó un panorama totalmente distinto a los sindicatos. Si el martes se trataba de contentar a los accionistas, este jueves había que preparar el terreno para justificar la salida de 3.800 empleados y el cierre de 530 oficinas.

El ajuste es superior al que se barajaba inicialmente: 3.798 empleados, el 12,9% de la plantilla total del grupo en España y el 16,3% de la plantilla de BBVA S.A., y el cierre de 530 oficinas, casi el 23% de la red. Este es el punto de partida de las negociaciones que continuarán la próxima semana, pero si cumple esta propuesta, el banco que preside Carlos Torres operará en nuestro país con unos 26.500 empleados y con unas 2.300 sucursales.

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Las condiciones del ajuste, quedan para la próxima reunión que se celebrará en la mañana del martes 27. Si Torres cumple su promesa, serán ante todo salidas no traumáticas, algo en lo que confían los sindicatos. Lo que no entrará en la negociación, por razones estratégicas, es el cierre de oficinas: serán 530, principalmente en Cataluña, Madrid y la cornisa mediterránea.

La medida le saldrá cara al banco, que aún está pendiente del visto bueno definitivo a la venta de su filial en EE.UU. Por cierto, una operación que algunos consideran un error importante. En un momento de crisis global, resulta muy comprometido prescindir del mercado norteamericano y centrar la mayor parte del negocio en México y Turquía, además de en España. De momento, la venta de la filial de EE.UU. servirá, entre otras cosas, para financiar el ajuste.