- El Gobierno holandés concreta la salida a bolsa del 23%, con la que espera recaudar 4.324 millones de euros.
- Lo que queda de lo que fue el ABN Amro comenzará a cotizar en la Bolsa de Ámsterdam el 20 de noviembre.
- Pero hasta el ministro de Hacienda, Jeroen Dijsselbloem, admite que el Estado puede perder.
- Todo depende de la valoración que hagan los mercados. Holanda conservará un 77%, pero no quiere un banco público.
El Gobierno holandés ha dado este martes los detalles de la próxima salida a bolsa de
ABN Amro, banco nacionalizado durante la crisis financiera de 2008 con una inyección de dinero público de 21.660 millones de euros. Es difícil aventurar cómo saldrá de escaldado el Estado. En Reino Unido, por ejemplo, es lo que ha sucedido con
Royal Bank of Scotland.
De momento, el pronóstico del Gobierno holandés es captar hasta 4.324 millones de euros con la oferta de venta del 23% de la entidad. Las acciones saldrán a cotizar el próximo día 20 de noviembre, en el
Euronext Ámsterdam, a un precio de entre 16 y 20 euros, que valoraría la entidad entre 15.000 y 18.800 millones de euros.
Si el valor saliera en la parte baja de la horquilla de precios, la
recaudación sería de 3.008 millones de euros. Es poco probable, teniendo en cuenta que es un banco bastante saneado, como han mostrado los resultados hasta septiembre: ganó un 125% más, hasta 1.652 millones. Han sido precisamente esos resultados los que han acelerado la operación, aprobada en mayo, por el Ejecutivo holandés.
En palabras del presidente de la entidad,
Gerrit Zalm, el modelo de negocio de ABN es "es sólido, con un perfil de riesgo moderado y con capacidad de ofrecer a una amplia gama de servicios a los clientes".
El ministro holandés de Hacienda,
Jeroen Dijsselbloem (
en la imagen)
ha reconocido que con la valoración que se hace del banco, el Estado aún puede perder dinero, teniendo en cuenta lo que desembolsó. Dependerá mucho de la valoración posterior en bolsa.
El Estado
trata de recuperar de este modo una parte del dinero que costó el rescate hace siete años, que provocó además la supresión de miles de puestos de trabajo. Después de la oferta mantendrá un 77% y lo previsible es que siga amañando un calendario para desprenderse de la mayor parte. Dijsselbloem ha dicho, en ese sentido, que no están por la labor de que sea un banco público, sino llegar a un cierto equilibrio.
Pero, como decía, otra cosa es que el Estado recupere todo lo que le costó
salvar el ABN, lo que siempre abre un debate sobre la conveniencia de los
rescates bancarios. Es lo que ha vuelto a planear, por ejemplo, en el Reino Unido,
resignado a salir escaldado de la venta de Royal Bank of Scotland.
El Royal se salvó de la quiebra también en 2008 comprando el 80%, pero el Gobierno ha tenido que empezar a vender su participación para evitar que el Estado pierda todavía más en la aventura de ese rescate. Es la prueba de que hay rescates que no han funcionado.
El mismo año en que Gran Bretaña y Holanda rescataban a su banca, 2008, quebró
Lehman Brothers (vale, era un banco de inversión) y no pasó nada. El contribuyente no pagó por sus excesos.
ABN Amro, que comienza a privatizar Holanda, tiene sus raíces en
ABN Amro Holding, consorcio que compraron en 2007 Royal Bank,
Fortis y
Santander con la intención de dividirlo y repartirse sus áreas de negocio.
Fortis adquirió las operaciones en Bélgica y Holanda, manteniendo la marca para banca minorista en estos países. Posteriormente, en 2008, el Estado holandés adquirió los negocios neerlandeses de Fortis, incluyendo su parte de ABN Amro, para salvarlo de la quiebra, y fusionó después a los dos.
Rafael Esparza
rafael@hispanidad.com