- Por eso, el primero era capaz de pedir perdón: su hijo, no.
- Además, el monarca saliente fue el mejor director comercial de España. A su hijo nadie le hace caso en el mundo.
- Y así, la monarquía española no pinta nada… ni en España ni en el mundo.
- Por cierto, ¿tres años de abdicación o tres años de sumisión a lo políticamente correcto?
Ya lo decía
Lola Flores: "yo he pecado con la carne lo 'normá'".
Se cumplen ahora tres años desde la abdicación de
Juan Carlos I como Rey de España (
en la imagen junto al rey Felipe VI). No siguió el ejemplo de
Isabel II de Inglaterra. Una pena.
Dos cambios: con el alabado
Felipe VI la monarquía ha dejado de ser una referencia moral. No digo que Juan Carlos I fuera un santo, lo que digo es que
la monarquía era una referencia moral -su principal papel- y a veces, con don Juan Carlos, inmoral.
Pero
lo de su hijo es mucho peor: su hijo es amoral. Políticamente correcto progresista, ecologista. En definitiva,
su padre supo pedir perdón: su hijo es incapaz de pedir perdón.
Los inmorales son mucho más productivos que los amorales. Aquellos se arrepienten, estos nunca, porque consideran que
no tienen de qué arrepentirse.
Otrosí.
Juan Carlos I fue el mejor director comercial de España. Y sí, es cierto que en ocasiones el director de comercial se puede ir de putas (en sentido figurado, claro). El rey emérito era un campechano que te podía meter la mano en la cartera pero
no un estirado con el que no puedes discutir porque tampoco puedes hablar.
Por cierto, ¿
tres años de abdicación o tres años de sumisión a lo políticamente correcto? No me extraña que la progresía republicana haya dejado en paz a Felipe VI: no molesta a nadie.
Y así, la monarquía española no pinta nada… ni en España ni en el mundo.
Eulogio López
eulogio@hispanidad.com