La Iglesia católica celebra hoy la fiesta de San Agustín. El santo argelino, luego obispo tunecino durante la decadencia de la civilización clásica, resumía toda la 'legalidad' cristiana, toda la doctrina, con en su "Ama y haz lo que quieras". Lo contrario del eco-progresismo actual, dedicado a prohibir. A los progres les encanta las normas y las prohibiciones, hasta el grado mismo de masoquismo.

Y el acabose consiste en que la compañía aérea KLM pida a sus clientes que no viajen en avión: dañan al planeta. La cosa tiene su enjundia. Los profetas del Apocalipsis climático han llevado el masoquismo “ad nauseam”.

Un cristiano triste es una contradicción en origen, como un ecologista alegre

El de Hipona, sin embargo, tenía claro que el amor, de suyo creativo, hace innecesaria todas las normas, todas las leyes, todas las prohibiciones, todos los castigos.

Me gusta más San Agustín que la aerolínea holandesa KLM y su suicidio masoca.

Y para quien desee algo alegre, ahí va la famosa poesía de Agustín, que antes de su conversión era un golfo –malo- pero también un luto –peor-, dado al maniqueísmo y otras tristezas. Luego cambió, porque es sabido que un cristiano triste es una contradicción en origen: o lo uno o lo otro. Al revés de lo que ocurre con los verdes del cambio climático, unos depres contagiosos.

 

¡Tarde te amé, hermosura tan antigua y tan nueva,
tarde te amé! y tú estabas dentro de mí y yo afuera,
y así por de fuera te buscaba; y, deforme como era,
me lanzaba sobre estas cosas que tú creaste.

Tú estabas conmigo, pero yo no estaba contigo.
Reteníanme lejos de ti aquellas cosas que,
si no estuviesen en ti, no existirían.

Me llamaste y clamaste, y quebraste mi sordera;
brillaste y resplandeciste, y curaste mi ceguera;
exhalaste tu perfume, y lo aspiré, y ahora te anhelo;
gusté de ti, y ahora siento hambre y sed de ti;
me tocaste, y deseo con ansia la paz que procede de ti.

Agustín de Hipona
Las Confesiones