Me lo comenta un familiar. De ocho miembros de la pandilla escolar, que se reúnen ahora, ya cumplidos los 35, el balance resulta lamentable. Sólo dos han tenido hijos, para ser exactos uno. Uno se casó -perdón, convive- con una mujer que había tenido un hijo de una relación anterior, pero no piensa tener más. Y cinco, sí cinco, sencillamente han hecho el propósito de no tener descendencia.

Esta es la situación en España... que ya es un país de viejos y con un poco de suerte, puede acabar en desierto. Cosas más raras se han visto.

España vive entre los hijos que no tuvimos y los métodos empleados para evitarlos. O sea, que somos una sociedad homicida

Ya saben, el recambio generacional está en 2,1 hijos por pareja y la bomba demográfica no es que haya mucha gente, sino que haya pocos jóvenes.

Más: la esterilidad voluntaria no sólo exige poner los medios para librarse de tus hijos, de “los hijos que no tuvimos”, lo que nos convierte a todos en cómplices y al conjunto de España en una sociedad homicida. Sí, porque la gran verdad que nadie se atreve a pronunciar es que todos los anticonceptivos presentes hoy en el mercado son potencialmente abortivos.

La bomba demográfica no es que haya mucha gente, sino que haya pocos jóvenes

Y ya saben: el espíritu de dos adultos, ningún hijo, no dice nada malo sobre los hijos, sino sobre los adultos. Un país sin hijos es un país muerto, ‘stricto sensu’.