En Thyssenkrupp, las aguas continúan algo revueltas, sobre todo, en el negocio del acero... Eso sí, los inversores no han castigado las siete dimisiones en la división siderúrgica, y han optado por aplaudir que el Gobierno alemán haya rechazado, de momento, tomar una participación. Es decir, el Ejecutivo de coalición que lidera Olaf Scholz ha optado por una actitud menos intervencionista que la de su homólogo español, Pedro Sánchez, y ahora tiene asuntos más relevantes a los que hacer frente, como la victoria de Alternativa por Alemania (AfD) en el estado de Turingia y su segunda posición en el de Sajonia... a un año de las elecciones generales.

Hace unos días, Robert Säverin, un portavoz del Ministerio de Economía germano, refirió que “una solución así no está actualmente discutida”, a pesar de que la semana anterior el propio Scholz confirmó que el Estado alemán sí apoyaría a Meyer Werft, uno de los principales astilleros alemanes, en sus dificultades económicas. Se ve que desde el Ejecutivo germano ya se esperaban los resultados de los estados de Turingia y de Sajonia, los cuales han supuesto un duro golpe para la coalición que forman socialdemócratas, liberales y verdes. Además, se apeló a que las personas responsables de Thyssenkrupp “se hagan cargo de la empresa, de los empleados y de que la compañía tenga un futuro rentable”, en palabras de Säverin.

Desde el Ejecutivo alemán, se apeló a que las personas responsables de Thyssenkrupp “se hagan cargo de la empresa, de los empleados y de que la compañía tenga un futuro rentable”

La posibilidad de que el Gobierno alemán tomara una participación en el grupo industrial que dirige el hispanoalemán Miguel Ángel López Borrego fue descartada, por ahora, pero se ha producido tras siete dimisiones, nada más y nada menos, que dentro de su división siderúrgica (Thyssenkrupp Steel Europe -TKSE-), por “diferencias significativas” con López Borrego, CEO del grupo Thyssenkrupp. En concreto, el pasado 29 de agosto dimitieron dentro de la división siderúrgica: su director ejecutivo, Bernhard Osburg; otros dos miembros del consejo de administración; y cuatro miembros del consejo de supervisión (el órgano que de verdad manda y el que tiene la última palabra en las empresas alemanas, dado que supervisa al consejo de administración), incluyendo su presidente, el ex ministro de Economía, Energía y Exteriores, y vicecanciller durante el tercero de los cuatro gobiernos de Angela Merkel, el socialdemócrata Sigmar Gabriel. Este último ha referido que una cooperación de confianza con López Borrego y con el presidente del Consejo de Supervisión del grupo Thyssenkrupp, Siegfried Russwurm, ya no era posible; y no vio con buenos ojos que López criticara públicamente a Osburg y señalara que debía presentar un plan de negocio sostenible a largo plazo, “a pesar de que el consejo de administración de TKSE se comprometió a velar por los intereses de la empresa siderúrgica”.

Tras esto, desde el comité de empresa, su jefe, Tekin Nasikkol, que también forma parte del consejo de supervisión del grupo industrial alemán, ha referido que temen que la crisis de liderazgo en el negocio del acero ponga en riesgo su venta. “La incertidumbre entre los trabajadores es máxima. Los temores sobre el futuro de los empleados y el de la empresa se sienten por todas partes”, ha subrayado. Cabe recordar que López Borrego quiere reducir las capacidades de producción siderúrgica ante la débil demanda y externalizar el negocio del acero a una empresa conjunta al 50% con el holding energético del multimillonario checo Daniel Kretinsky. De hecho, este último ya controla el 20% de TKSE y están en curso las conversaciones para adquirir otro 30%.

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Aguas demasiado revueltas en su división de acero, un negocio donde la producción se mueve a la baja en Europa en los últimos años, debido a la débil demanda, la fuerte competencia china, los costes energéticos y las estrictas regulaciones medioambientales. Además, tras China (que ahora tendrá que afrontar mayores aranceles en sus productos de acero y aluminio en Canadá), figuran India, Japón, EEUU, Rusia y Corea del Sur como los principales fabricantes siderúrgicos del mundo.

En paralelo, cabe referir que el grupo Thyssenkrupp acumula una caída del 48% en bolsa desde principios de año. Eso sí, tras los últimos acontecimientos en su negocio del acero y la postura del Gobierno Scholz, la cotización sube un 3%. Claro que no hay que olvidar que el grupo no va bien, sino cada vez peor bajo los mandos de López Borrego, quien ejerce como CEO desde el 1 de junio de 2023: los ingresos han bajado y las pérdidas se han septuplicado en los nueve primeros meses (octubre a junio) de su actual ejercicio fiscal, el cual se cerrará el próximo 30 de septiembre.

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