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El balance de de supervisión del Banco de España (BdE) así lo acredita: con tipos cero, la banca española se espabiló. Ahora, con tipos 'normales', le va de cine.
Tan bien le va, que es el momento de preguntarse si hay que detener, al menos ralentizar, la sangría de oficinas y personal que ha degradado el servicio bancario, bajo la excusa de la digitalización. Recuerden: en 2008, trabajaban en los bancos españoles 278.000 empleados; en 2022, 130.000... y el ajuste continúa y el servicio continúa degradándose, sobre todo para clientes analógicos, vulgo mayores. Y más: en 2010 había en España más de 43.000 sucursales bancarias abiertas, que en 2022 se habían reducido hasta las 19.000. Y el ajuste continúa.
Sin embargo, las cifras del Banco de España demuestran que la subida de tipos, como era de suponer, favorece a la banca española, que afortunadamente es doméstica. El cociente de recursos propios ordinario (CET 1) subió hasta el 13,23%, la rentabilidad aumentó y la morosidad se sitúa en el 3,12%, medio punto menos que en 2021.
Pero los banqueros dicen que la transformación digital no se puede detener. Pues cuidado, porque la gente cada día vive más años.
La banca española va de bien en mejor, el servicio bancario va de mal en peor.