Me cae bien Arturo Fernández (grupo Arturo Cantoblanco) por más que se haya convertido en uno de esos pim-pam-pum sobre el que disparar como árbol caído y de empresarios corruptos, encima amigo del Rey de España (hablo de Juan Carlos I, no del estafermo de Felipe VI). Y nunca mejor dicho lo de Pim-Pam-Pum, como regente del restaurante del tiro al plato más famoso del Madrid de hace un cuarto de siglo. Arturo ha pasado a la historia como empresario corrupto, a pesar de que salió ileso del asunto Bankia. ¿Pero qué importan la sentencias cuando podemos explotar las querellas? Hoy Arturo es un apestado, no para mí.

Recuerdo que un día me encontraba con él en su despacho y le pregunté qué es lo que más le preocupaba de la economía. "Lo que me preocupa es lo que me acaba de comunicar uno de mis encargados (se refería a uno de sus restaurantes): el 40% de la plantilla está de baja. Hoy no daremos un buen servicio". 

Según la encuesta laboral del INE, cada día, 1,2 millones de españoles no acude a diario a trabajar y casi la cuarta parte ni tan siquiera lo justifica. El resto utilizan la baja médica que, sorprendentemente, en España se reparte a placer y se renueva sin explicación. Al parecer, los médicos españoles son muy comprensivos, especialmente los que decretan depresión en el paciente, que es la excusa más socorrida para declarar la baja indefinida. 

Se ha impuesto la doctrina sindicalera, la de la vicepresidente Yolanda Díaz, o los secretarios generales de UGT y Comisiones, José Luis Álvarez y Unai Sordo, la vieja doctrina sindical que puede resumirse así: trabajar poco, pedir mucho y jubilarse pronto.

El absentismo laboral se ha disparado en España. Y no hablo de la pandemia, donde faltar al trabajo se convirtió en el deporte nacional sino en la vuelta la normalidad.

El absentismo laboral se dispara en España y exhibe una de las pruebas del desastre Garamendi: ni menciona el asunto, como no menciona que somos el país que más sangra a los empresarios con unas más altas cotizaciones sociales.

Pero ha sido reelegido como presidente de la patronal, mientras Yolanda Díaz es la política más popular del país y Álvarez y Sordo andan tan sobrados que ya se permiten distinguir entre los ministros de 'su' gobierno que más les gustan y aquellos que se dedican a “enredar”, como aseguró el secretario general de UGT sobre el ministro de Seguridad Social, José Luis Escrivá, cuando éste se atrevió a pedir una levísima rebaja en el cómputo de unas cada día más impagables pensiones públicas de jubilación. ¿Qué dirán cuando alguien se atreva a proponer soluciones reales?

¿A ver si es que España se ha vuelto un país de vagos?