El Banco Santander no responderá a la exhibición de ignorancia que la ministra de Asuntos Sociales y líder de Podemos, Ione Belarra, mostró con espléndida impudicia en los desayunos de RTVE. Todo ello a cuenta de que Belarra exige a sus coaligados del PSOE una reforma fiscal.

Ya metidos en harina, la líder podemita aseguró que lo del impuesto sobre el beneficio era “casi anticonstitucional” y ya puestos a poner ejemplos, que nadie le había solicitado, aludió la caso más llamativo de todos, “el Santander, que se pasó prácticamente tres años sin pagar un duro” a la Hacienda pública”.

Belarra se lía con el 15% de impuesto global que propone el G-20… sobre el beneficio consolidado. Encima, se olvida de la cuestión clave: la radicación

Claro señora, le explico: Ana Botín no pagó impuestos sobre el beneficio porque no obtuvo beneficios en España y algún año después no pagó impuestos de sociedades porque utilizó el crédito fiscal producto de las pérdidas anteriores.

Dado que usted es ministra bien podría proponer la minoración de los créditos fiscales, que, en pocas palabras significa que, si una empresa pierde dinero en un año y lo gana al siguiente puede utilizar el ‘crédito fiscal’ para pagar menos impuestos cuando sí ha obtenido ganancias.

Pero el otro equívoco, y en el que más incurre Podemos, es de libro. El tipo impositivo sobre el beneficio que se aplica el Banco Santander es del 35%. Ahora bien, por sus beneficios obtenidos en España, cuando los hay.

Y por cierto, tampoco debería alegrarse doña Ione de las pérdidas del Santander en nuestro país, porque esas perdidas que le permiten no pagar impuestos en España son, mire por dónde, las que les lleva -y el Estado debe admitirlo- a despedir trabajadores. Si está en pérdidas…

Lo cierto es que como miembro del Gobierno sí que puede incoar una norma para incoar los créditos fiscales

Pues bien, doña Ione, el Santander ya ha despedido a casi 8.500 empleados durante el último quinquenio. Precisamente, porque perdía dinero. De otra forma, un juez y hasta el Ministerio de Trabajo, habría podido parar el expediente.

En cualquier caso, las cuentas de Podemos consisten en aplicar el 35% de impuesto de sociedades al beneficio total, cuando buena parte de él procede de, en el caso del Santander, de Reino Unido, Alemania, Brasil o Estados Unidos… cuyos fiscos también ponen la mano extendida para recibir lo suyo.

No, el Santander no va a responder en público a la ministra de Asuntos Sociales, pero su exhibición sirve para saber de qué gobierno estamos hablando.

Como la mañana era joven, Belarra también se hizo un lío con el 15% de impuesto global que propone la Administración Biden y canaliza el G-20. Aseguró doña Ione que los norteamericanos nos iban a pasar por la izquierda (algo, al parecer, grave).

Menos mal que la reforma fiscal de Belarra es punto clave para aprobar los presupuestos… ¡de su propio Gobierno!

A ver: el acuerdo del G-20 consiste en establecer un impuesto mínimo del 15% sobre el beneficio… obtenido en el país donde ingresa. O sea, por cada unidad filial, no por el beneficio consolidado.

Además, el impuesto de Sociedades mínimo del G-20 no busca homologar dicho gravamen -insisto, en España tiene que bajar desde el 35%- lo que intenta evitar es el ‘dumping’ fiscal que no sólo exprimen los paraísos fiscales sino otros países muy serios, como por ejemplo, Irlanda, Holanda o Luxemburgo. Es más, la idea original de ese impuesto mínimo global la tuvo David Cameron cuando advirtió a la empresa GAFA (Google, Amazon, Facebook, Apple) que podrían seguir teniendo su sede social en un paraíso fiscal pero que a él le pagarían impuesto de sociedades según lo que hubiera vendido o facturado en Inglaterra.

Doña Ione: vuelva usted al cole y empiece de nuevo.