Los primeros resultados bancarios en Estados Unidos desvelan algo preocupante: la banca de inversión está en alza y la doméstica, en baja. Las diferencias son notables: JP Morgan Chase y Citigroup han elevado su beneficio hasta junio un 26,3% y un 14% respectivamente, mientras que Wells Fargo, modelo norteamericano de banca al por menor, lo ha reducido un 11%.

Me dirán que JP Morgan Chase también tiene banca doméstica, precisamente la que adquirió Morgan a Chase Manhattan Corporation en el año 2000, y es cierto. Ahora bien, durante estos últimos ejercicios, mientras la aportación de Morgan a los beneficios del grupo ha aumentado, la de Chase ha disminuido.

Evidentemente, la bajada de impuestos de Donald Trump también ha influido positivamente, no sólo a los bancos sino a toda la economía norteamericana. “Hemos visto un buen ritmo de crecimiento económico global, particularmente en EEUU”, señaló Jamie Dimon. El presidente y Ceo de la entidad  se mostró muy satisfecho porque el banco había logrado un beneficio neto récord  de 7.148 millones de euros en el segundo trimestre el año.

A medida que crecen la banca de inversión y la banca doméstica se convierte en banca privada, se va creando un gap de clientes huérfanos que no interesan

El otro banco de inversión, Citigroup, también está de enhorabuena. De enero a junio logró aumentar el beneficio un 14%, hasta los 7.800 millones de euros. “Estos resultados demuestran un buen ritmo en toda nuestra franquicia  y que estamos claramente en camino de lograr los objetivos financieros que introdujimos el año pasado”, declaró Michael Corbat. El Ceo del Citi no tiene tantos motivos de alegría. A pesar del resultado positivo, el banco ha ido de más a menos durante estos primeros seis meses del año y el aumento del beneficio se ha debido, en buena medida, a la reforma fiscal.

La situación de Wells Fargo es radicalmente distinta. Su beneficio ha disminuido un 11% y no ha superado los 8.184 millones de euros. De las tres entidades, es la que más banca al por menor realiza y en la que pesan más lo márgenes del negocio típico bancario.

Sí, los primeros resultados bancarios llegados de EEUU no son una buena señal porque a medida que crecen la banca de inversión y la banca doméstica se convierte en banca privada, se va creando un margen -o un gap, como dicen ahora- de clientes huérfanos que no interesan porque no tienen dinero. Son los que utilizan los servicios bancarios únicamente para pagar recibos y poco más.