
El Banco de España ha presentado su último informe sobre las Proyecciones de la economía española, donde no incorpora el posible impacto de los aranceles de Estados Unidos, estima un déficit del 3,4% a cierre de 2024, superior a lo exigido por Bruselas y revisa su previsión de PIB para 2025 al 2,7%, dos décimas al alza respecto a su cálculo previo. Además el organismo mantiene sus perspectivas 2026 y 2027 en el 1,9% y el 1,7%, respectivamente.
Y es que, según el organismo que dirige y controla José Luis Escrivá, pese a la coyuntura internacional "incierta y compleja", la economía española ha seguido sorprendiendo al alza y mostrando un ritmo de crecimiento "robusto". Aunque advierte una ligera desaceleración en el ritmo de avance del PIB en los próximos trimestres. De acuerdo con estas proyecciones, el avance del producto en el período 2025-2027 estaría basado en el empuje de la demanda interna, siendo el consumo privado la mayor aporte a la actividad, mientras que el consumo público, disparado estos últimos años, se moderaría.
En cambio, la demanda exterior neta daría una contribución negativa en el mismo periodo, puesto que se contempla una desaceleración de las llegadas de turistas internacionales, aunque las tasas de crecimiento seguirán siendo elevadas.
Desde Banco de España también han revisado la tasa de Inflación general prevista para 2025 y no trae buenas noticias para la economía española: en comparación con el ejercicio de proyecciones de diciembre, ahora estiman que sea cuatro décimas más alta, desde el 2,1% hasta el 2,5% por los mayores precios de la energía. Por su parte, la estimación para la Inflación subyacente baja del 2,3% al 2,2% en 2025. Asimismo, mantienen iguales las tasas de Inflación general previstas para 2026 y 2027, en el 1,7% y el 2,4%, respectivamente.
El director general de Economía del organismo, Ángel Gavilán, ha indicado que la política arancelaria tendría un efecto negativo en la actividad y positivo en la Inflación, aunque este impacto sería algo menor en España que en el conjunto de la UE. En todo caso, ha advertido de que un aumento de la incertidumbre global tiende a estar asociado con caídas de la actividad económica en España, sobre todo en inversión
Mirando al mercado laboral, el Banco de España parece que 'compra' la teoría del Gobierno y proyecta que la creación de empleo se prolongará a lo largo del período 2025-2027, aunque continuará reduciendo su ritmo de avance, en línea con lo observado en los últimos trimestres. Así, contemplan que el empleo aumente un 1,9% en 2025 y ralentice progresivamente su crecimiento hasta una tasa del 1,2% en 2026 y del 1% en 2027. De esta forma, estos ritmos de avance, menores que los proyectados para el PIB, implicarían un aumento de la productividad por ocupado. Según la institución, el paro continuará decreciendo entre 2025-2027, si bien "a un ritmo menor que el observado en 2024". En concreto, el Banco de España ha mejorado la tasa de paro para 2025, del 10,8% al 10,5%, y ha estimado que caerá al 10% en 2026 y al 9,5% en 2027.
En cuanto al déficit de las Administraciones Públicas, el Banco de España ha mantenido su previsión de que podría cerrar 2024 en torno al 3,4% del PIB, superior al 3% estimado por el Gobierno y por encima de lo exigido por Bruselas (3%). El dato concreto lo dará a conocer Hacienda a final de este mes de marzo.
El organismo que dirige Escrivá ha proyectado que el déficit se reduciría hasta el 2,8% en 2025 y el 2,6% en 2026 y 2027, lo que supone una revisión a la baja de una décima en cada año con respecto al ejercicio de previsiones de diciembre.
El déficit pasará del 3,4% del PIB en 2024 hasta el 2,8% en 2025
La mejora del saldo a lo largo del horizonte de proyección se seguiría explicando, fundamentalmente, por la desaparición de las medidas temporales de apoyo ante la crisis energética aún vigentes y de los gastos extraordinarios asociados a diversas sentencias judiciales y a la dana -con un impacto de las medidas de un 0,5% del PIB repartido entre 2024 y 2025-.
Por su parte, la deuda de las administraciones en porcentaje del PIB se reduciría desde el 101,8% observado en 2024 hasta el 101,3% en 2025. En 2026, la ratio de deuda sufriría un ligero repunte, hasta el 101,6%, para posteriormente caer al 101% en 2027.
Incumplimiento del crecimiento de gasto comprometido con Bruselas
En términos del cumplimiento de las reglas fiscales europeas, el Banco de España prevé un crecimiento del gasto computable neto del 4,5% en 2025, del 4,1% en 2026 y del 3,8% en 2027, lo que supone unas tasas de avance que se sitúan, en esos años, unas ocho décimas, seis décimas y otras seis décimas por encima de los máximos establecidos en el Plan Fiscal Estructural a Medio Plazo del Gobierno, comprometido con Bruselas -del 3,7% en 2025, del 3,5% en 2026 y del 3,2% en 2027-.
Esta desviación es mayor que la estimada en el ejercicio de previsiones de diciembre debido al impacto, entre otras medidas, de la extensión de la subvención al transporte público y del decaimiento del gravamen a empresas energéticas; también, aunque en menor medida, por el efecto de los cambios en las variables macroeconómicas y, en particular, el aumento del gasto en pensiones derivado de la revisión al alza de la Inflación en 2025.
Tensiones comerciales y aumento del consumo público por defensa
Entre las principales fuentes de riesgo externas, el Banco de España ha destacado el notable aumento reciente de la incertidumbre y de las tensiones geopolíticas y comerciales a escala global, que podrían tener "un significativo efecto adverso" sobre la actividad.
Entre las principales fuentes de incertidumbre de naturaleza interna, no descartan que en 2025 el consumo público vuelva a comportarse de forma más dinámica de lo esperado.
Todo ello en un contexto en el que, a escala europea, se está contemplando dotar a los Estados miembros de un mayor margen fiscal con el propósito de incrementar, de manera apreciable, el gasto público en defensa.
Además, entre otros factores, será importante seguir monitorizando hasta qué punto la actividad económica española puede seguir manteniendo un ritmo de crecimiento sensiblemente superior al de dos de sus principales socios comerciales -Francia y Alemania-, así como la evolución de la inversión privada, con una progresión más débil.