La relación de Joseph Oughourlian con Javier Monzón y con el Santander era como las fincas de Extremadura, manifiestamente mejorable. Una relación que llegó a su fin en diciembre de 2020 con el cese del que fuera presidente del grupo desde 2018 gracias al apoyo de Ana Botín.

La PRISA que ha esbozado Oughourlian durante la junta ordinaria de accionistas, celebrada este martes, es radicalmente distinta o así, al menos, lo ha pretendido el presidente del grupo. Uno de sus principales objetivos será, para empezar, reducir el endeudamiento -679 millones de euros- que “sigue siendo demasiado elevado”, hasta niveles “manejables”.

El discurso de Oughourlian ha tenido referencias constantes a etapas anteriores. Por ejemplo, de Monzón ha dejado claro que “fue cesado” por acuerdo de la junta extraordinaria del 18 de diciembre de 2020, mientras que Sonia Dulá y Javier de Jaime “presentaron su dimisión”.

Otro palo: el presidente ha recordado -es muy humilde- que él mismo decidió rebajarse el salario un 50%, así como la remuneración al resto de consejeros. “Ha llegado ya el momento de compartir los esfuerzos y dejar atrás el hecho de que los recortes siempre caigan sobre la plantilla”, ha afirmado en clara alusión a las millonarias retribuciones que percibió Juan Luis Cebrián mientras la empresa negociaba ajustes de plantilla y reducción de sueldos.

Eso se ha acabado. Los ERE son historia en el grupo de comunicación, al menos de momento. “La digitalización no conlleva implícitamente recortes, al revés nos trae oportunidades y tenemos que aprovecharlas para impulsar el enorme potencial que tenemos”, ha enfatizado.

Y un último recuerdo: “Soy consciente, porque también soy accionista, de que la evolución de la cotización de la compañía desde la muerte de D. Jesús de Polanco ha sido un auténtico desastre para ustedes”, ha señalado. Efectivamente, así ha sido, pero no hace falta remontarse a julio de 2007 y Oughourlian lo sabe. Y es que durante los dos años de Presidencia de Monzón los títulos del grupo se devaluaron más de un 40%.

Por cierto, la bolsa no ha acogido con optimismo esta nueva etapa liderada por el fundador del fondo Amber Capital, máximo accionista del grupo, y los títulos han cerrado la sesión de este martes con una caída del 2,5%. PRISA vale hoy 568 millones de euros en bolsa, 111 millones menos de lo que debe.