Contábamos la pasada semana que los ‘remedies’ impuestos por Bruselas a la fusión Orange-MásMóvil benefician a la empresa fusionada, así como a un tercero, que no es otro que Digi. Es la primera vez que sucede y, además, resulta muy sorprendente porque se supone que el objetivo de los remedies es equilibrar la balanza desde el punto de vista de la competencia, sin beneficiar a ninguna compañía sobre las demás.

Pues bien, la decisión de Bruselas ha provocado una división interna en Telefónica, a la sazón la más perjudicada ya que mantiene un importante contrato mayorista con Digi, la más beneficiada además de la fusionada Orange-MásMóvil.

Así, mientras el presidente de Telefónica, José María Álvarez-Pallete, es partidario de impugnar la decisión de la Comisión, en la compañía hay quien sostiene que es mejor dejarlo pasar, no impugnar nada, y buscar el acuerdo con Digi aunque, gracias a Bruselas, la compañía rumana pueda negociar desde una posición muy ventajosa.

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En definitiva, las condiciones impuestas por la Comisión Europea han perjudicado, no a Orange-MásMóvil, que por ley tenían de que desprenderse del espectro sobrante, lo dijera Bruselas o no, sino a Telefónica, que nada tiene que ver en la operación y que, además, tras la fusión, deja de ser el primer operador en España por número de clientes.

No sólo eso, sino que los más beneficiados por Bruselas son, precisamente, Orange-MásMóvil,que ha podido vender el espectro sobrante a buen precio en lugar de cederlo al Estado, que hubiera sido lo más lógico, y Digi, que no ha tenido que pujar por ese espectro y que, además, podrá negociar su próximo contrato mayorista desde una posición más que ventajosa.