Según ha avanzado Reuters, LVMH explora opciones para vender el 50% de la participación que posee en Fenty Beauty, la marca de cosmética del que es copropietario junto con la cantante Rihanna. La marca Fenty Beauty nació en 2017 con un público y objetivos claros: la firma buscaba posicionarse como una marca más inclusiva ofreciendo maquillaje para todos los tonos de piel. Su alianza con la cantante de Barbados fue clave para ese posicionamiento. 

Ahora el gigante del lujo busca vender el activo en un intento de capear la crisis del lujo de la que llevamos hablando meses. La caída de ventas, sobre todo en sus mercados clave (China y EEUU), y en el descenso de su valor en bolsa, están haciendo que los tres grandes grupos franceses y familiares Moët Hennessy Louis Vuitton (más conocido por las siglas LVMH), Hermès y Kering se resientan.

Un ejemplo es la caída del 4% en la facturación de LVMH, aunque se disparó un 12% en Bolsa, pero los resultados no eran buenos. En concreto la división de perfumes y cosméticos se quedó en los 6.040 millones de euros, un 1,8% menos, hasta septiembre. 

El grupo (dueño de Givenchy, Louis Vuitton, Loewe, TAG Heuer, Tiffany & Co, Christian Dior, Moët & Chandon, Fendi, DKNY, Kenzo y Sephora, entre otras marcas y cadenas) se creó en 1987, tras la fusión de la casa de modas Louis Vuitton y Moët Hennessy (fundada en 1971 y fruto de la fusión entre el fabricante de champán Moët & Chandon y el productor de coñac Hennessy). Sus fundadores fueron Alain Chevalier y Henry Racamier, pero hoy día está controlado por la familia Arnault, que controla el 48% del capital y el 64% de los derechos de voto a través del holding de inversiones Financière Agache. 

Bernard Arnault (76 años) se mantendrá al frente de LVMH como presidente y CEO, pues en la última Junta de Accionistas se elevó la edad límite para ocupar dichos cargos de 80 a 85 años. Este ingeniero de titulación, pero empresario de profesión, y hoy multimillonario, empezó su trayectoria profesional en la empresa familiar que dirigía su padre y se dedicaba a la construcción y las obras públicas en 1971. A partir de entonces, le convenció para dar un giro a la promoción inmobiliaria y más adelante, le sucedió y emigró a EEUU, donde fundó la empresa Ferinel. En mayo de 1978, tras su gran interés por la marca textil Christian Dior, se vio obligado a comprar en su totalidad a su dueño, el grupo Boussac, pero después lo reestructuró y se quedó sólo con lo que le interesaba, llegando a recuperar la división de perfumería que el grupo Boussac había escindido años antes. En octubre de 1987, Arnault entró en el capital de LVMH, meses después de la fusión de Louis Vuitton y Moët Hennessy, y más adelante, el entonces presidente ejecutivo, Henry Recamier, y los accionistas le pidieron elevar su participación, él aceptó… y llegó a lanzar una OPA para hacerse con el control y convertirse en el primer accionista. Desde entonces, fue acometiendo compras de diversas marcas y expandiendo LVMH hasta convertirse en una de las empresas con más capitalización de Francia (vale en bolsa unos 243.800 millones) y Bernard Arnault ha pasado a figurar en el ranking de multimillonarios mundiales.

Otro ejemplo de esta crisis lo vimos esta misma semana, con Kering, dueño de Gucci y Balenciaga, y la venta de su división de belleza a L'Oréal por 4.000 millones de euros.

Un momento incierto para los grandes del lujo, aunque Arnault ya dejó clara su apuesta por este sector, resumiéndolo en una pregunta: "¿Puedes decir que dentro de 20 años la gente seguirá usando el iPhone? Tal vez no. Dentro de 20 años, estoy bastante convencido de que la gente seguirá bebiendo Dom Pérignon".