Los suizos han decidido que su primer banco, UBS, se coma al segundo, Credit Suisse, por 3.000 millones de euros, según la vieja receta financiera propia de bancos centrales, de desvestir a un santo para vestir a otro.

Naturalmente esto sólo puede servir para engordar el ego del presidente de UBS y para que el gobierno suizo comienza a enchufar dinero a UBS. El ahora absorbente, no lo duden entrará en crisis, aún mayor que la del absorbido, en un más o menos breve espacio de tiempo.

Encima, se imponen de nuevo los grandes bancos. Recuerden: toda fusión bancaria acaba en desastre: uno más uno igual a uno y medio.

A ver si nos entendemos: no hay manera de vigilar a banqueros irresponsables, pero aún menos al político irresponsable. Lo primero: repetir que esto no es una crisis bancaria es una crisis de deuda, sobre todo de deuda pública, propiciada por un septenato absurdo (2016-2023) conde se promulgó que el dinero no valía nada y los tipos de colocaron al 0 por ciento e incluso en negativo. Fue entonces cuando la clase política europea y norteamericana se lanzó a emitir deuda pública mansalva, incluso exigiendo que le pagaran dinero los propios compradores.

Naturalmente, eso ha provocado -en parte, no en todo- la inflación que ahora sufrimos y los bancos centrales se han apresurado a dar marcha atrás en un intento fallido de terminar con el frenesí de endeudamiento en pocos meses. No le será posible.

¿Salir de esta absurdo tiene un coste? Por supuesto pero no confundamos el origen el problema o nos equivocaremos también con la solución. Esto no es una crisis bancaria sino de deuda, empresas y, sobre todo, gobiernos deben desapalancarse, deben reducir de forma drástica su deuda pública y el origen de la misma: su elevado gasto público.  Hablamos de reducir el Estado del Bienestar que ha dado lugar a la sociedad del malestar permanente.

Repito: esto es una crisis de deuda, que no crisis bancaria. ¿Y sólo se nos ocurre que UBS se coma a Credit Suisse? ¡Cómo si eso solucionara el problema!

Además, Christine Lagarde y Jerome Powell ofrecen liquidez a los bancos: ¿Crisis de liquidez en medio de un océano de liquidez? ¿No se trataba de drenar dinero?

Solución a la crisis de deuda, origen del mal: reducir drásticamente el gasto público. Solución a la crisis bancaria: que quiebren los quebrados

Encima, como colofón de todo este despropósito, se imponen de nuevo los grandes bancos, aquello demasiados grandes para caer, producto, por lo general, de un proceso de fusiones generalizadas, perpetrada bajo el otro de esos estúpidos principios anglosajones: "too big to fail", demasiado grandes para caer, cuando lo cierto es que los grandes siempre terminan por caer... después de fagocitar a muchos pequeños, aquellos a los que exterminó para hacerse grande.

En cualquier caso, recuerden: toda fusión bancaria acaba en desastre: uno más uno siempre resulta uno y medio... y eso en el mejor de los casos.

Solución a la crisis de deuda, origen del mal: reducir drásticamente el gasto público. Solución a la crisis bancaria: que quiebren los quebrados y que sólo salven su dinero los depositantes.

Y con lo de los bancos centrales sembrando la confianza en el inversor, vamos a echarnos unas risas. Entre otras cosas porque el verdadero inversor es el emprendedor, no el que compra acciones en bolsa o títulos de deuda pública.