La japonesa Nippon Steel, que fuera uno de los accionistas mayoritarios de Acerinox, quiere comprar la estadounidense US Steel pero se ha topado con Kamala Harris que se ha vuelto, de repente, muy, muy proteccionista.

Fue en diciembre del año pasado cuando se anunció la intención de la nipona (operación valorada en unos 15.000 millones de dólares) que ya cuenta con el visto bueno,  de forma prácticamente unánime, de los consejos de administración de las dos compañías.

Pero hete aquí que se encuentra con el “no” de los sindicatos, y lo que es más relevante, con las objeciones de la actual vicepresidenta de los Estados Unidos y candidata demócrata.

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"Es vital para nuestra nación mantener empresas siderúrgicas estadounidenses fuertes", dice Harris, haciéndose eco también de la opinión de Joe Biden…para añadir, en redes sociales, que United States Steel  “debe seguir siendo de propiedad estadounidense y operada por estadounidenses”….

…a lo que responde, diligente, Nippon Stell que, “los gestores de US Steel seguirán siendo norteamericanos”, además de anunciar inversiones milmillonarias “que beneficiará a los trabajadores estadounidenses, a las comunidades locales y a la seguridad nacional…”.

La compañía japonesa intenta vencer así la resistencia política a una operación de venta que se está gestando a dos meses de las elecciones. Y, curiosamente, US Steel tiene su sede en Pensilvania, uno de los Estados decisivos para las presidenciales del próximo 5 de noviembre.

“Estamos ante un caso claro de coyuntura política, partidista”, explica Miguel Rodríguez, gestor y socio de Horos. ”La venta no se va a realizar, en ningún caso, antes de las elecciones. Luego Nippon Steel tendrá que presentar un plan industrial que deberá ser ‘evaluado’ por las nuevas autoridades”.

Nippon Steel ya opera en los Estados Unidos porque es propietaria de Calvert Alabama a través de una joint venture al 50% con ArcelorMittal

Mientras tanto, lo que se va a generar es mucho ruido en un país que ya tiene sobradamente protegido su sector del acero tras la imposición de aranceles del 25% a su importación, durante la era Trump.

Pero estamos ante una operación corporativa, en medio de un sunami electoral, por la que una empresa japonesa quiere comprar una empresa estadounidense ‘de toda la vida', que es centenaria.

“Que le quieras parar los pies a Japón, resulta chocante si tenemos en cuenta que es el principal aliado de Estados Unidos frente a China en Asia. Así que, la intencionalidad política está clara y tiene que ver con la necesidad de ganar votos, o no perderlos, en zonas tan relevantes como los cinturones industriales, protegiendo a las empresas y a los trabajadores del país”, señala el experto de Horos.

No debemos olvidar, además, que Nippon Steel ya opera en los Estados Unidos porque es propietaria de Calvert Alabama a través de una joint venture al 50% con ArcelorMittal que, por cierto, también se postuló para comprar US Steel.

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A la pregunta de si el Gobierno que saliera de las urnas podría parar la compra, la respuesta es: evidentemente, sí.

“Los Estados Unidos es un país soberano y puede calificar a US Steel como una empresa estratégica dentro de un sector estratégico”, opina Miguel Rodríguez.

"Es vital para nuestra nación mantener empresas siderúrgicas estadounidenses fuertes. United States Steel  “debe seguir siendo de propiedad estadounidense y operada por estadounidenses", dice Harris

Además, el nacionalismo económico “está de vuelta”. “Esta desglobalización tiene mucho que ver con el bloqueo en la cadena de suministros que se produjo después de la crisis sanitaria, sin olvidar que la industria ahora no es tan intensiva en mano de obra, es una industria mucho más tecnológica y más eficiente. Ya no es clave producir en China porque es más barato…eso ha cambiado y estamos ante un nuevo paradigma que está a la vuelta de la esquina”.

Nippon Steel, como decíamos al principio de esta información, llegó a ser uno de los principales accionistas de Acerinox que, precisamente, acaba de realizar una compra en Estados Unidos. Se ha hecho, concretamente, con Haynes International a través de North American Stainless, filial de la multinacional española, que ya tiene el visto bueno del regulador del país. 

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Recordar que dos tercios del negocio de Acerinox viene de Estados Unidos “donde tiene una envidiable posición competitiva y donde las dinámicas son mucho más favorables para la compañía”, aseguran los expertos.