El Senado aprobó el miércoles la ley de planes de pensiones de empleo y lo hizo tras un triple empate en las votaciones, algo que no había sucedido nunca antes en la reciente historia de nuestro país. Una vez más, el tan proclamado consenso del ministro Escrivá quedó en entredicho.

La idea es buena pero no llegará a ninguna parte, por varias razones. En primer lugar, porque alguien pensó que los españoles, al ver restringidas las aportaciones a los planes individuales -ha pasado de 8.000 a 1.500 euros anuales en los últimos años- se lanzaría a contratar planes de empleo. “Ha sido un error pensar que el ahorro individual que no vaya a los sistemas individuales se iba a dirigir al colectivo”, afirmó este jueves la presidenta de Unespa, Pilar González de Frutos, durante el curso de economía organizado por la APIE en la UIMP, en Santander.

En segundo lugar, faltan incentivos para que los empresarios apuesten por los planes de empleo. Y eso queda aún más patente en las pymes, que constituyen más del 90% del tejido empresarial español. Si a todo esto añadimos que el Gobierno ha liquidado en la práctica los sistemas individuales limitando las aportaciones, tenemos el cóctel ideal para acabar con las opciones de ahorro, principalmente de la clase media española.

Así las cosas, González de Frutos alertó de las consecuencias que esto tendrá el día de mañana: “O los jubilados del futuro pueden comprar o no tendremos crecimiento económico”. En cualquier caso, la presidenta de Unespa ha ofrecido su colaboración al Gobierno para el desarrollo de la norma, un ofrecimiento que, conociendo a Sánchez y compañía, lo más probable es que no reciba respuesta alguna.

Otro proyecto que no gusta a la patronal es la creación de la Autoridad de Protección del Cliente Financiero. González de Frutos lo volvió a criticar: “Creemos que se trata de un proyecto desenfocado que, si no se planea bien, no solo no va a cumplir con el objetivo mayor de poner a disposición del cliente financiero una instancia fiable de apelación, sino que podría conseguir exactamente lo contrario”, afirmó.

Y esto es bello e instructivo porque, justo al mismo tiempo, el ministro de Pensiones, José Luis Escrivá, cada día más entregado a la pedantería, criticaba a "los listillos" que se atreven a poner pegas a sus cálculos, o a la viabilidad de su sistema público de pensiones, o a sus medidas para los sistemas privados de jubilación. Doña Pilar, es usted una 'listilla'.