Lo del Banco Central Europeo (BCE) es de traca. Después de dar la puntilla a los bancos en su reunión de septiembre, en la que acordó mantener los tipos de interés en mínimos y volver a comprar deuda pública y corporativa, ahora les asegura a esas mismas entidades que “somos conscientes del reto que supone un entorno sostenido de tipos bajos”.

Lo dijo, concretamente, el vicepresidente del BCE, Luis de Guindos, durante su intervención en unas jornadas sobre política monetaria celebradas el jueves en Madrid. “La baja rentabilidad de los bancos (de la zona euro) es un problema, porque puede obstaculizar el proceso de consolidación del sector que creo necesario en Europa ante la dificultad de generar capital”, explicó.

Y como la prioridad es generar más capital -burro grande, ande o no ande-, la solución es recortar costes, o sea, ajustar más las plantillas, para facilitar las fusiones que culminen en entidades más grandes, con más capacidad para generar capital (supuestamente).

En definitiva, lo que hace el BCE es darle una bofetada al sector, especialmente a la banca doméstica, esto es, a la española. Su planteamiento se puede resumir en el siguiente esquema:

  • Primero bajo los tipos de interés y los mantengo en mínimos históricos, lo que hunde a la banca.
  • Luego les digo que somos conscientes del reto, pero no hago nada que les ayude.
  • Peor aún, les exijo que generen más capital, que sean más rentables.
  • Para que lo logren, les animo para que se fusionen.
  • Pero reconozco que la baja rentabilidad, provocada por los tipos bajos, frena esas fusiones.
  • ¿Solución? Que recorten aún más los costes, es decir, que echen a más empleados.

Oiga, Sr. Guindos, ¿y no sería mejor que el BCE subiera los tipos de interés? Así se solucionarían muchos problemas -por no decir todos- que atenazan al sector. Además, como reconoció Ana Botín durante la última conferencia con analistas celebrada en Londres, las medidas lanzadas desde Fráncfort, no solo están dañando a la banca, sino que ni siquiera están incentivando la economía.

Lo único que están incentivando, y esto lo decimos nosotros, es la irresponsabilidad de los políticos que aprovechan la coyuntura para emitir deuda pública sin parar para mantener el Estado del bienestar. El problema es que las deudas hay que devolverlas antes o después. Mejor antes.