
El éxito en las dos juntas extraordinarias del Sabadell del pasado miércoles 6 de agosto ha marcado un antes y un después en la OPA del BBVA. Lo cierto es que nadie esperaba que no se fueran a aprobar, tanto la venta de TSB como el reparto del dividendo extraordinario, pero no con tanta contundencia.
No sólo quedó patente el deseo de los accionistas del Sabadell por cobrar los 50 céntimos por acción, sino, sobre todo, su deseo de seguir en solitario. El orden del día era la venta y el dividendo por TSB, pero implícitamente quedó claro el rechazo a la OPA. Y eso fueron palabras mayores, toda vez que Torres lleva todo este tiempo insistiendo en que deben ser los accionistas del Sabadell los que decidan sobre la oferta.
Así, el jueves, el BBVA remitió un documento a la CNMV en el que admite, además de mayores riesgos en la operación -menores sinergias, por ejemplo-, el hecho de que podría suponer, incluso, un impacto negativo entre sus empleados y sus clientes. El banco, además, volvió a poner sobre la mesa la opción de retirar la OPA.
Pues bien, desde el miércoles 6, y a la espera del cierre de este viernes, las acciones del BBVA se han revalorizado un 6% aproximadamente, mientras que las del Sabadell han subido algo más de un 3%. La diferencia es importante y le ha servido al banco que preside Carlos Torres para reducir la prima negativa de la OPA, que aun así cerró el jueves por encima del 7%.
En otras palabras, cuantas más dudas hay sobre el éxito de la OPA, mayores subidas en bolsa para el BBVA. Los inversores, al parecer, ya no creen en el éxito de la operación y apuestan por el BBVA, sin el Sabadell. El cierre de filas mostrado por el banco catalán el miércoles, incluidos fondos, puso a Torres contra las cuerdas. El peor escenario para él es lanzar la OPA y que los accionistas del Sabadell no acudan. Es mejor retirarse a tiempo.










