Los dos grandes bancos de inversión norteamericanos, Goldman Sachs y Morgan Stanley, cerraron un 2022 a la baja, con caída de ingresos y beneficio respecto a 2021, según las cuentas publicadas este martes. Y, a diferencia de los otros bancos estadounidenses analizados días atrás en Hispanidad, en estos dos casos la clave no estuvo en las provisiones sino en la caída de la actividad, más pronunciada durante el cuarto trimestre. Hablamos, principalmente, de fusiones y adquisiciones, salidas a bolsa, la caída de la renta fija y variable.

De esta manera, el beneficio de Goldman Sachs cayó un 48% en 2022 y no superó los 11.261 millones de dólares, tras ingresar un 12% menos por el negocio de banca de inversión, y un 48% menos por comisiones en banca corporativa. El negocio de divisas y materias primas, sin embargo, supuso un 38% más, pero no pudo compensar las caídas del resto de negocios del banco. Por último, las provisiones, que alcanzaron los 2.715 millones de dólares, mucho más elevadas que los 357 millones de 2021.

Morgan Stanley, por su parte, ganó un 36% respecto a 2021, tras ingresar un 10% menos después de un cuarto trimestre para olvidar, con una caída del 50% del negocio principal de banca de inversión.

Dicho todo esto, las dos entidades tienen en común, además de un 2022 manifiestamente mejorable, ajustes de personal que, en el caso de Goldman afectó a 3.200 trabajadores (alrededor del 5% de la plantilla) y en el caso de Morgan, a 1.600 empleados, el 2% de su plantilla global.