La eurócrata Elke König decidió implantar un modelo en el que el banco afectado no fuera salvado por el sector público sino que se regalaba a otro banco
Ignacio Pardo, inspector jefe del equipo del Banco Central Europeo (BCE) encargado del Banco Popular comparecía en Madrid la pasada semana, ante el juez José Luis Calama. Una declaración de balbuceos, donde el inspector entraba en contradicción con sus colegas del Banco de España que estudiaron las cuentas del Popular así como los informes de los auditores y de los peritos especiales.
Todo el empeño de Pardo parecía consistir en que no está del todo claro cuándo un banco es solvente o no, y que, en cualquier caso, no se puede dar marcha atrás en la decisión de la Junta Europea de Resolución Bancaria, sería un lío tremendo.
Que los peritos llamen 'jefe' al juez no deja de sorprender. Todo apunta a que el equipo de Ron recibirá una colleja menor mientras la JUR (Europa) y el gobierno español resultan indemnes, al igual que el Santander
La verdad es que todo parece preparado para la consumación del fraude que Europa perpetró un 7 de junio de 2017, al intervenir de forma innecesaria el Banco Popular, una entidad solvente, y entregársela al Santander por 1 euro, aunque los peritos aseguran que su patrimonio superaba los 11.000 millones de euros, además de que el mercado le otorgaba un valor, y esto tras muchos ataques externos y una guerra civil interna, de 1.300 millones de euros.
Es más: el juez José Luis Calama sabe que el Popular es inocente pero Europa insiste en que condene a sus directivos, especialmente al equipo directivo de Ángel Ron, para enjugar y enjuagar el fraude del 7 de junio de 2017.
Ese día, la jefa de la JUR, la alemana Elke König utilizó como conejillo de indias al Popular para ensayar la liquidación de un banco en Europa: perpetró una tropelía que, encima, no ha servido para nada, dado que no ha podido repetirse en ningún otro país de Europa. Por ejemplo, el gobierno de Roma, le dijo a Europa que sus asuntos, por ejemplo el del Monte de Pascua de Siena, que sí estaba en crisis, lo solucionaba el solito y que Europa sacara sus manos del Siena.
Por cierto, que el juez Calama encargue nuevos informes periciales y que los peritos que lo elaboren le llamen "jefe" y reconozcan haber trabajando con él durante su elaboración es algo que no deja de sorprender. Los peritos deben trabajar ellos solitos y elevar su informe al juez cuando lo hayan concluido.
Todo apunta, también, a que el equipo de Ángel Ron recibirá una colleja menor mientras la JUR (Europa) y el gobierno español resultan indemnes, al igual que el Santander. Con ello se consumaría el fraude de la intervención del Banco Popular. Porque, ¿cómo condenar, por dolo, a un Consejo por una ampliación de capital -eje del caso- en la que el propio Consejo perdió 500 millones de euros?
Elke König utilizó como conejillo de indias al Popular para ensayar la liquidación de un banco en Europa: perpetró una tropelía que, encima, no ha servido para nada
Claro que cuando un banco entra en crisis deben ser propietarios, accionistas y bonistas, quienes pierdan su dinero. El problema es que el Popular no estaba en crisis. La eurócrata König decidió implantar un modelo en el que el banco afectado no fuera salvado por el sector público sino que se regalaba a otro banco y utilizó, como conejillo de indias de su experimento, a un país débil, como España, con un Gobierno débil, como el de Rajoy, con un ministro de Economía, que aceptó el varapalo y luego se convirtió en subgobernador del Banco Central Europeo (BCE). Y ese modelo está bien... si el Popular hubiera estado en crisis. Pero no, era tan solvente como el que más.
Por tanto, la intervención del Popular fue un fraude interesado, pero ahora volver atrás significa enfrentarse a todo el poder eurócrata. Y eso no sólo es tarea de titanes sino que, además, resulta muy peligroso: Bruselas es un paquidermo lento pero tremendamente vengativo.