La banca no es cuestión de tamaño pero Dolores Dancausa se ha pasado
Miren el cartel adjunto: era cuando, con tipos al cero, se iniciaba la fusión Unicaja-Liberbank (dos bancos nacidos de cajas de ahorros) porque el matrimonio, decían, era la única forma de crecer: se casaban la caja andaluza Unicaja y la asturiana (en origen, porque luego, convertida en banco, presenta un historial de mestizaje interterritorial de mucho cuidado) Liberbank. A día de hoy, todavía se puede ver, en la Plaza de la Escandalera de Oviedo, este cartel que a los operarios se les ha olvidado arrancar: todos felices con la fusión.
Naturalmente, la fusión ha sido un desastre y sólo ha funcionado cuando se ha convertido en una absorción de Liberbank por Unicaja pero, sobre todo, una vez que ha subido el precio del dinero y ha resucitado el margen bancario.
Ahora sí: ahora la banca mediana puede ser rentable y se demuestra, al tiempo, que el negocio bancario no es una cuestión de tamaño, y que un buen banco no es aquel que tiene mucho capital sino aquel que posee poca morosidad. Ahora la banca mediana, incluso pequeña, sí pueden ser rentables. Y las cajas de ahorros no cayeron porque estuvieran mal gestionadas o por su politización: cayeron por una normativa bancaria que no aceptaba otra cosa que sociedades anónimas cotizadas. Por tanto, bancos de gran tamaño. Pero resulta que los grandes disgustos no los ha dado la banca pequeña sino la grande… engordada a lo bestia, de forma acelerada y ‘desde arriba’. Ejemplo: Bankia, producto de la absurda fusión de siete -he dicho siete- cajas de ahorros, unas buenas y otras malas.
Y así, el mediano Bankinter ha presentado unos resultados más que buenos. Felicitémonos por ellos y felicitemos al equipo que lidera Dolores Dancausa. Además la CEO del banco de Jaime Botín lo necesitaba, ahora que mantiene el pulso con el vicepresidente Alfonso Botín para saber quién mandará en la entidad cuando los hijos de Jaime Botín hereden.
En cualquier caso, la nueva serie de resultados bancarios plantea muchas preguntas, alrededor de la primera entidad en facilitarlos. Porque claro, si a la banca le va tan bien en 2023, ¿por qué se quejan del impuesto especial del Gobierno? ¿Por qué no remunera los depósitos? ¿Y por qué no mejora el servicio con más plantilla? Dancausa te has pasado. Hoy mismo, otra entidad, de las que no quiere a Bankinter, comentaba esto mismo: no conviene presumir más de lo debido y no sé cómo habrá caído la esplendorosa presentación de resultados en Francfort.
Por cierto… para Bankinter y para todos: cuidado con la cartera de deuda pública. Es verdad que en el sector se quejan de la presión del regulador para que atesoren productos de máxima liquidez, pero la deuda pública, que líquida es, desde luego, anda lánguida en los mercados secundarios, por mor de la subida de tipos. Por ahora, el BCE exige registrar -lógicamente-, pero no pasar a pérdidas las minusvalías latentes en la deuda pública que obra en poder de los bancos. Pero eso no quita que la verdad sea un poco más desagradable: si un banco necesita echar mano de su colchón de deuda pública estonces sí que va a tener que contabilizar pérdidas.
En todo caso, señora Dancausa, un poco más de prudencia por su parte no hubiera estado de más.