Schindler, fabricante suizo de ascensores y escaleras mecánicas, emplea a más de 2.500 personas en España, entre una plantilla mundial de 69.737 personas
Schindler continúa a la baja en bolsa y la caída de beneficio (-32,4%) no ayuda a cambiar la tónica. Y es que ya acumula una depreciación del 35% en el último año, situándose su capitalización en unos 19.727 millones de euros.
El grupo suizo que fabrica ascensores, escaleras mecánicas y puertas automáticas ha obtenido un beneficio neto de 139,5 millones de euros en el primer trimestre, lo que supone un desplome del 32,4% respecto al de hace un año. ¿Los motivos? Se han visto “gravemente afectados” por los problemas en la cadena de suministros, la inflación de costes y los confinamientos en China. Todo ello también se nota en el resultado neto de explotación (Ebit), que ha sido de 204,5 millones, un 26,7% menor al de hace un año.
“Nuestro rendimiento también está siendo afectado por la elevada complejidad de nuestra plataforma de ascensores modulares. Hemos acelerado las medidas para alinear nuestra oferta de productos, compensar la inflación subiendo precios y generar eficacia”, destaca el presidente y CEO, Silvio Napoli
Schindler ha logrado una facturación de 2.551 millones hasta marzo, tras registrar un ligero aumento del 1,2%. Eso sí, la cifra, al igual que la del beneficio neto, ha sido superior a la del mismo periodo de 2019 (es decir, a la preCovid). Además, ha registrado nuevos pedidos valorados en 3.066 millones (+7,7%), con lo que la cartera de pedidos ya se sitúa en 9.860 millones (+7,2%).
“Nuestro rendimiento también está siendo afectado por la elevada complejidad de nuestra plataforma de ascensores modulares. Hemos acelerado las medidas para alinear nuestra oferta de productos, compensar la inflación subiendo precios y generar eficacia”, ha destacado el presidente y CEO, Silvio Napoli. En el tema de la depreciación bursátil no hay que olvidar que influye el hecho de que a pesar de que mejoró el beneficio y los ingresos en el conjunto de 2021, no subió el dividendo.
Zardoya Otis es el último ejemplo de la historia del capitalismo español, que se puede resumir en tomar el dinero y correr: Otis se ha hecho con el 95,51% y exigirá la venta forzosa al 4,49% restante
El que no tendrá que tener en cuenta la evolución en bolsa será Zardoya Otis, que dejó de cotizar el pasado jueves, tras 47 años. Un adiós que obedece al éxito de la opa de su matriz (Otis Elevator Company), que se ha hecho con el 95,51% y exigirá la venta forzosa al 4,49% restante. Recuerden que Otis es la compañía que más ascensores tiene instalados en España y la tercera en tamaño tras la alemana TK Elevator (antes Thyssenkrupp Elevator, filial del grupo industrial alemán que este vendió a un consorcio formado por los fondos de capital riesgo Advent y Cinven y la fundación alemana RAG por 17.200 millones de euros) y la suiza Schindler.
Zardoya Otis es el último ejemplo de la historia del capitalismo español, que se puede resumir en tomar el dinero y correr: los orígenes se remontan a 1919 y a la fundación del grupo industrial Zardoya, que se fue expandiendo con la compra de competiores, hasta que en 1972 se unió a Otis (la primera empresa del mundo que empezó a fabricar ascensores en 1853 y la pionera en la construcción de escaleras mecánicas en 1900, que en 1965 había comprado el 100% de la española Jacobo Schneider S.A.), que ahora se hará con todo el capital tras la salida de la familia Zardoya (que ha vendido su 11,345%, que tenía a través de la empresa Euro-Syns, en la opa).